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Por Juan R. Hernández
Aún antes de comenzar oficialmente su gestión, el horizonte se ve sombrío para la alcaldesa electa de Xochimilco, Circe Camacho. La demarcación enfrenta una serie de problemas que requieren atención inmediata y eficaz.
En primer lugar, los abusos hacia el turismo son alarmantes. Los trajineros, que deberían ser embajadores del encanto de Xochimilco, se han convertido en oportunistas que engañan a los visitantes.
Los llevan a “lugares tradicionales” donde el costo de comida y bebida se eleva a niveles exorbitantes, como si de un restaurante de lujo se tratara. A menudo, estos establecimientos no muestran los precios, lo que permite a los propietarios estafar a los turistas desprevenidos.
A este problema se suma la creciente inseguridad en la demarcación. Recientemente, la violencia contra los manifestantes que defendían la Casa del Pueblo de San Gregorio Atlapulco y a la maestra Hortensia Telésforo ha puesto en evidencia la falta de control y protección en la zona. Telésforo, quien enfrenta acusaciones de despojo, subrayó que la represión no es un hecho aislado. “No comenzó el 5 de septiembre; esto empezó el 2 de diciembre de 2020”, afirmó, destacando la continuidad y gravedad de la situación.
Circe Camacho, quien luchó durante tres años desde el Congreso de la CDMX para llegar a la alcaldía, ahora enfrenta una tarea monumental. La pregunta es si podrá abordar estas crisis que le heredó José Carlos Acosta sin que se le quede grande el desafío. Las expectativas son altas, y la comunidad espera que la nueva administración tome medidas decisivas para restaurar el orden, proteger a los ciudadanos y asegurar que los visitantes reciban el trato justo que merecen.
La gestión de Circe Camacho será evaluada no solo por su capacidad para enfrentar estos problemas, sino también por su habilidad para restaurar la confianza en la administración local y garantizar un futuro más prometedor para Xochimilco.
