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Por Ricardo Sevilla
A los ministros de la Suprema Corte les hace falta ver y conocer realmente al pueblo.
Lamentablemente, los altos salarios y prestaciones que tienen, han ayudado a erigir un muro entre la gente y los juzgadores.
Por eso, no sorprende que los ministros Luis María Aguilar y Javier Laynez se hayan ido a pavonear, como ridículas estrellitas del mundo del espectáculo al evento “Los 300 Líderes más Influyentes de México”, donde ambos personajes, Laynez y Aguilar Morales, no se privaron de hacer y decir toda suerte de tonterías.
El ministro Laynez, que ha pretendido erigirse como una voz crítica y reflexiva, fue a hablar de su música favorita y a compartirle al público que, de niño, quería ser piloto aviador. Pero, más allá de compartir sus gracejadas y sus anhelos infantiles, lo cierto es que sus declaraciones patychapoyescas contrastan con la gravedad del momento.
Por su parte, el ministro Luis María Aguilar Morales también decidió soltarse de la lengua.
Aguilar Morales, con todo desparpajo, dio a conocer que los ministros de la Corte, prácticamente, no hacen nada.
Y es que el amigo de Norma Piña, desde la alfombra roja, confesó que los jóvenes, secretarios de estudio y cuenta de la Corte, son quienes, en realidad , se encargan de hacer los dictámenes, los proyectos, los engroses y ¡el acabado final de las sentencias!
Es decir: los ministros, de acuerdo con el desparpajado Aguilar Morales, no hacen gran cosa y, pese a ello, ganan salarios millonarios.
Es decir: el pueblo de México paga salarios de de 700 mil pesos a cada uno de estos incompetentes cuyo única característica es ser chistosos, lenguaraces e ineficaces.
A estos señores, tan deseosos de vivir la vida loca y farandulera, se les olvidó que la SCJN, como máximo tribunal de nuestro país, tiene la responsabilidad de interpretar la Constitución y garantizar al pueblo de México el estado de derecho.
Urge implementar la Reforma al Poder Judicial que estos fulanos tanto rechazan.