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La reforma judicial más allá de la elección de jueces
Quienes están en contra de la reforma judicial que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador han basado sus críticas en la elección, vía voto popular, de jueces, magistrados y ministros.
Pero la reforma judicial es mucho más que eso. Y acá algunos de los puntos importantes de ella.
Los procesos de acelerarán. En materia fiscal, las autoridades judiciales tendrán un plazo de seis meses para resolver. En materia penal, tendrán hasta un año. En caso de sobrepasar esos límites, se dará aviso al Tribunal de Disciplina Judicial.
Se mejora la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Se reducirá el número de ministros de 11 a 9. Además, sus sueldos no podrán ser mayores (como hoy lo son) al del presidente o presidenta del país. Los ministros durarán en su cargo 12 años, y no 15, como es ahora. La pensión vitalicia para ministros se eliminará.
Un Poder Judicial con mejor administración. Se elimina el inoperante Consejo de la Judicatura. Se sustituirá por dos instancias: el tribunal de disciplina y un órgano de administración. Con estas dos instituciones, se pretende que la impartición de justicia mejore, sea expedita y no haya corrupción.
Se respetará la independencia de los poderes. Hasta ahora, las controversias constitucionales era una forma en que el Poder Judicial invadía funciones del Poder Legislativo, pues podía echar abajo leyes.
Por ello, no se podrán otorgar suspensiones con efectos generales de las leyes aprobadas por el Poder Legislativo.
Se reformarán también los poderes judiciales locales. Los Poderes Judiciales locales también están infestados de corrupción y, por ello, en la reforma se establece que deberán seguir las bases y los procedimientos de la Constitución.
La reforma al Poder Judicial es una gran oportunidad que tenemos para mejorar al sistema judicial en el país. Se aprobará, porque es ya casi un hecho que Morena y sus aliados tendrán la mayoría calificada para modificar la Constitución.
