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Por Jorge Gómez Naredo
Por fin, después de un largo proceso electoral, Claudia Sheinbaum Pardo es la presidenta electa de México. Ya se le tiene que quitar lo de “virtual”. Su victoria fue contundente e inobjetable. Ha sido la persona más votada en toda la historia de México. Más incluso que Andrés Manuel López Obrador. Ella obtuvo 35 millones 924 mil votos. Un hecho realmente histórico.
Claudia Sheinbaum llegará a la presidencia de México con una legitimidad abrumadora y lo hará además con el respaldo del presidente López Obrador, que hoy es una de las figuras más querida del país.
Los retos para Claudia Sheinbaum son muchos. El primer sexenio de la Cuarta Transformación hizo cambios de raíz: se combatió la corrupción, se ejerció un presupuesto centrado en la gente y se dispersaron miles de millones de pesos vía programas sociales, los cuales ayudaron de forma significativa a los mexicanos.
También se edificaron obras de un impacto muy positivo, como, por ejemplo, los aeropuertos Felipe Ángeles y el de Tulum, el Tren Maya y el Interoceánico, la refinería de Dos Bocas, etcétera.
También se mantuvo una buena economía tanto a nivel marco como micro. El peso, en lugar de devaluarse, de fortaleció, y las crisis económicas parecen una leyenda ya muy lejana a nuestro presente. Además, se hicieron varias reformas constitucionales que permitieron que el gobierno actúe a favor de los que menos tienen.
Pero falta mucho por hacer, y es que el rezago de nuestro país producido por los gobiernos neoliberales fue, además de mucho, profundo. Hay reformas que se precisan aprobar (como la Judicial), y muchos otros programas sociales por aplicar.
Las expectativas del gobierno de Claudia Sheinbaum son muy altas, y ella sabrá cumplirlas. Fue una excelente gobernante en la Ciudad de México y le hará mucho bien a México como presidenta. Por eso, estos días son para estar felices, pues el pueblo logró, desde 2018, lo que parecía imposible: convertir a México un país lleno de esperanza.