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Por Ana E. Rosete
Hay una canción de Rubén Blades que reza “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”, y sí.
Eduardo del Mazo resultó ser una grata sorpresa, y es que llevar dicho apellido debe ser una carga enorme, pero él no es el Pípila y sobre su espalda no trae peso, sabe dónde pisa y hacia dónde va.
El hombre decidió reivindicar los pasos de la familia en la política mexicana y lo ha hecho bastante bien, al menos a mi parecer.
Morena le abrió las puertas y le ha costado demostrarles lo que otra columnista en mi casa editorial ya dijo “él no vive de política” y agregaré “la política vive en él”.
Lalo, como lo llaman todos, se ha convertido en una pieza fundamental para el movimiento de izquierda en la Benito Juárez, una alcaldía sumamente complicada pues lleva muchos años siendo panista, para muestra el apabullante resultado en las elecciones donde Luis Mendoza se coronó frente a Leticia Varela, aunque esta tuvo una votación bastante decorosa.
Del Mazo se fue colando en la cúpula morenista y logró pasar, no por encima sino por un costado, a muchos de los que creen tener poder, se dice por ahí que es por ahora una de las personas clave en el equipo de Omar García Harfuch, uno de los hombres más importantes dentro de la próxima administración y a quien, se sabe, le cuesta confiar en la gente.
Estaré pendiente de las figuras que vayan apareciendo en el camino, espero que Lalo tenga una oportunidad dentro del equipo de Clara Brugada, la morenista ha jugado por ahora bien sus fi-chas, ojalá la jefa de Gobierno electa se dé cuenta con quien sí, con quien no y con quien nunca.
Veremos si este del Mazo sigue labrando camino para bien o para mal, por lo pronto aún no em-pieza la nueva administración y ya suena su nombre para competir por la BJ en el 2027.