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La gimnasta rumana, de 10 de calificación, fue víctima del gobierno de su país
ERNESTO CASTELLANOS GALVÁN
GRUPO CANTÓN
La vida de Nadia Comaneci es de contrastes. La gran gimnasta, una de las mejores del mundo, ha tenido momentos en su existencia de haber llegado al cenit, pero también pasajes oscuros destacando uno: que pudo morir a tiros la noche del 27 de noviembre de 1989.
La luminosidad de su existencia nos habla de su conquista de nueve medallas olímpicas, cinco de ellas de oro. Los años 70 fueron de gloria para esta chica nacida en la población de Onesti, en Rumania. Pero hay otra etapa en su vida que nos habla del sufrimiento al que tuvo que enfrentarse cuando sintió la opresión del comunismo.
Corría el año de 1989 y Nadia y su familia no la pasaban nada bien bajo el régimen opresor que gobernaba su patria. Ella siempre estuvo cerca de su entrenador de nombre Bela Karolyi, quien la condujo por el sendero de la gimnasia desde que ella era una niña, y hasta mucho tiempo después. Bajo la opresión comunista miles y miles de rumanos huyeron hacia otros países. El hecho de que Nadia tuviera amistad y cercanía con Karolyi y que éste desertara del país fue motivo suficiente para que el gobierno opresor de su país le apretara las tuercas a la Comaneci.
A Nadia la comenzaron a someter a un régimen de vigilancia terrible. Ella misma narra que gracias a sus logros en el deporte comenzó a recibir muchas ofertas de otras naciones para conducir programas televisivos, para impartir cátedras, para dar clases, para anunciar determinadas marcas que afirma, le hubieran dado a ganar buen dinero para sacar a su familia de sus problemas económicos. Todo eso lo vio mal el gobierno imperante desde Bucarest, y comenzaron a prohibirle todo. Incluso salir del país.
A Nadia hubo un periodo en el que le negaron trasladarse de nación a nación, y solo se le permitió viajar a Cuba y Moscú, dos baluartes del comunismo.
Cuando su entrenador Karolyi huyó de la opresión, Nadia comprendió que ella tenía que seguir los pasos de Bela.
AQUELLA NOCHE
Nadia nunca olvidará aquella noche del 27 de noviembre de 1989. Fue cuando decidió escapar. Ella y un grupo más de rumanos prepararon la huida. Y así, caminando kilómetros y kilómetros, al amparo de la noche, aquel grupo caminó por senderos oscuros y peligrosos. El frío calaba hasta los huesos, estaba nevando, pero llevaban un guía, Konstantin Panait que sabía cómo conducir al grupo hasta la frontera con Hungría. El problema es que podían ser detectados por el ejército de Rumania, y sencillamente morir acribillados. Por fortuna no fueron descubiertos, y se marcharon del país llegando a suelo húngaro. De ahí consiguieron seguir a Austria, y después de un tiempo obtener el asilo en Estados Unidos.
Nadia vive en Estados Unidos desde 1989, en donde lo mismo da cátedras de gimnasia, que clases de este deporte, que promueve su marca de ropa deportiva, y dirige su gimnasio propio. Está casada con el gimnasta norteamericano Bart Conner, y tienen un hijo, Dylan. Fue considerada como una de las 100 mujeres más influyentes del siglo.
Es hija de Georghe y Stefania. Nadia siempre será recordada por su triunfo total en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, quien se llevó todo el oro a los 14 años de edad. Fue en abril de 1996 cuando pudo regresar a su patria, para contraer matrimonio. El 3 de junio de 2006 debutó como mamá. En 2003 publicó el libro “Cartas a una gimnasta joven“, y también ha sido comentarista de gimnasia de Televisa.
Ahora, el mundo la admira.
HOMENAJE
Nadia Comaneci fue invitada por los organizadores de París 2024, para ser parte de las figuras mundiales en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos.
VÍCTIMA
Comaneci, calificada de “heroína del trabajo socialista” por el dictador Ceausescu, también sufrió en carne propia los métodos extremos de su mentor.
¿SABÍAS QUÉ?
La joven gimnasta logró escapar de la Rumania de Ceausescu a finales de noviembre de 1989 y pidió asilo en Estados Unidos.