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Por Salvador Guerrero Chiprés
Cuenta de “X” @guerrerochipres
Solamente la astucia serena y empática, así como la enorme experiencia política de Clara Brugada le permitirán salir adelante del primer gran desafío en su íntima complejidad: decidir a quiénes incorpora a su gobierno mientras el costo de las exclusiones se mantiene al mínimo.
Debe atender recomendaciones y presiones provenientes de todos los sitios imaginables, deudas impuestas, atribuidas, aceptadas y, por supuesto, está la expectativa de ascenso concedida a los cuadros de su equipo histórico y regional.
Las peticiones llueven. Hay cuatro veces más personas de las que tenían expectativas en 2018. Brugada tiene en esta materia un reto mayor al de Claudia Sheinbaum cuando fue electa.
Vienen los deseos de empresarios, líderes sociales; están las presiones de personas siempre en la izquierda aunque no en el Obradorismo; de quienes estuvieron desde el inicio en el mismo pero respaldaron a adversarios de Sheinbaum y, por lo tanto, no a Brugada como voz central del movimiento en la capital; de aquellos provenientes de los vestigios de priismos, panismos y perredismos adherentes de última hora aun cuando militaron flagrantemente contra Andrés Manuel López Obrador; de quienes apoyaron a Clara pero únicamente después de que los adversarios internos no generaron otra oportunidad.
Además, después del descarte de simulaciones, debe decidir por un equipo de lealtad y eficiencia de entre las propuestas de quienes real y mediblemente contribuyeron a su victoria.
Por si fuera poco, su equipo habrá de integrar perfiles y capacidades políticas y técnicas para permitir un arranque potente, con legitimidad y credibilidad para la opinión pública en la cual son esenciales AMLO, Sheinbaum y el conjunto de la ciudadanía.
Mientras esto se procesa, Brugada encabezó con el Jefe de Gobierno, Martí Batres, una nueva utopía gracias al trabajo del alcalde Raúl Basulto.