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Por Ana E. Rosete
Durante esta administración tanto Claudia Sheinbaum, Martí Batres y Clara Brugada apostaron por la música sonidera para atender y sobre todo satisfacer a un grupo de la población.
Por ejemplo, la música sonidera invadió Chapultepec, y no debemos perder de vista que después de mucho este estilo logró ser considerado como parte del Patrimonio Cultural inmaterial de la Ciudad de México y en distintos recintos se le abren espacios para reconocer su importancia en la cultura de nuestra capital.
Bajo el nombre de “tradiciones sonoras del barrio, la vecindad y el suburbio” llegó este estilo a la Casa del Lago de la UNAM con el tercer maratón de sonideros que se realizará en el recinto.
“Saludos a”… siempre se escucha más la voz de quien toca que la canción que está sonando, pero a la gente no le importa, a eso van, eso quieren, eso les gusta.
No solo este estilo de música a retumbando en Chapultepec, en abril de este año también el CENART abrió sus puertas para que sonideros retro tocaran en el lugar; aquello para recordar la época dorada de los bailes callejeros que se llevaban a cabo en la Ciudad de México.
Y recientemente en junio hubo una fiesta sonidera en el Monumento a la Revolución como parte del cierre de las actividades del mes del orgullo LGBTQ+.
Se llevó a cabo un festival en el que tres exponentes de este género urbano compartieron pista para poner a bailar a los capitalinos; la Secretaría de Cultura ha sido la encargada de expandir los eventos y entender que los capitalinos gustan de una variedad de música.
También en junio la alcaldía Iztapalapa llevó a cabo un festejo para el día del padre donde la protagonista fue la música sonidera, la cual se ha convertido no solo en la gran apuesta si no en uno de los mejores aciertos en la Ciudad de México.
Investigando por ahí, me enteré que las fiestas sonideras la hicieron aquellos que no dejaban entrar ni a las discotecas ni a los salones de baile, sin saber que iban hacer historia y ahora serían un imprescindible.
Y bueno, se han convertido en una forma de expresión en la CDMX y ahora tendrán hasta su propio museo del que sabemos estará en Iztapalapa.
Por lo pronto mi sonideros favoritos son Sonorámico, Cocobonbo y La Changa; porque uno debe diversificarse y ser melómana es lo mío.
