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Por Juan R. Hernández
Un momento crítico es el que se vive durante la transición de la alcaldía de Tlalpan debido a la falta de transparencia y los manejos cuestionables durante los tres años que la prianista Alfa González estuvo a cargo.
Dichas prácticas han generado preocupación en la comunidad y en el equipo de la morenista Gabriela Osorio quien deberá vigilar con lupa cada peso de las cuentas recibidas durante el periodo de transición que se llevará a cabo a partir de septiembre.
Uno de los problemas más alarmantes es la situación presupuestal que podría enfrentar la nueva administración durante los tres meses restantes del año, pues en lo que va de 2024, Alfa González realizó gastos millonarios en festejos del día de la madre y el padre que en año anteriores no existían.
Además, se reportó un aumento a la extorsión a comerciantes, desbordamiento de ambulantes en zonas como La Joya, desabasto de agua debido a la mala gestión de las válvulas por parte del personal de la Alcaldía y nulo mantenimiento en distintas partes de la alcaldía.
Entre las irregularidades existen informes sobre personas contratadas por honorarios que se encuentran en la nómina de la alcaldía cuyo paradero y función son desconocidos.
Empleados han denunciado que los contratos llegan para ser firmados y validados sin tener claro dónde están estas personas, quiénes son o qué trabajo realizan.
A estas irregularidades se suman las denuncias de que Alfa González recientemente otorgó decenas de plazas de base y renivelaciones salariales a su círculo más cercano de colaboradores, muchos de los cuales no cumplen con los requisitos administrativos para ejercer sus puestos o simplemente no se presentan a trabajar.
Vecinas y vecinos de Tlalpan han denunciado en redes sociales la realización de obras públicas innecesarias, cuyo objetivo parece ser justificar el presupuesto más que atender las necesidades reales de la comunidad.
Estas obras, además de ser un derroche de recursos generan un obstáculo para el correcto inicio del nuevo gobierno e incrementan la carga financiera y operativa que la próxima administración deberá enfrentar.
Las autoridades entrantes y la comunidad deben exigir cuentas claras y vigilar de cerca los movimientos del presupuesto en los últimos meses, pues sólo así se podrá garantizar una transición justa y un inicio efectivo para nuevo gobierno.
