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Por Eduardo López Betancourt
Sin duda, dos grandes baluartes del fútbol mexicano son Javier “El Vasco” Aguirre y Rafael Márquez, quienes han destacado en el fútbol europeo. Aguirre se volvió un excelente entrenador y se ha desempeñado con éxito dirigiendo equipos en la Península, a los cuales ha “salvado” del descenso y los ha llevado a lugares de excepción que nunca hubiesen logrado si no es por su sapiencia y vasta experiencia. Rafa fue un jugador base del primer equipo del conjunto catalán (El Barcelona), donde logró varios campeonatos.
Los conocedores del balompié han expresado que ambos están equivocando el camino para venir a México y dirigir a nuestra cada vez más decepcionante Selección Mexicana. Para los dos es un reto, ya que, talvez no encuentren el respaldo que reclaman; lamentablemente el soccer nacional mantiene gran retroceso, consecuencia de la mediocridad y la corrupción.
Bien sabemos que los intereses, los negocios sucios y los “arreglos” son la constante para impedir que el deporte supere la mezquindad, prueba de ello fue el reciente fracaso en la Copa América.
Tal vez hubiese sido mejor para “El Vasco”, continuar en equipos del Viejo Continente y por lo que hace a Rafa Márquez, abandonó la gran organización blaugrana donde destacaba como entrenador de las fuerzas básicas.
Alimentamos la esperanza, que puedan cambiar las grandes tribulaciones a las que nos enfrentamos, producto, en buena medida, de personajes nocivos que cínicamente “hacen de las suyas” en México y con picardías de toda naturaleza, logran que clubes de mala calidad sean triunfadores, contando con la complicidad de árbitros deshonestos, aunque dejemos en claro, también los hay rectos y de reconocimiento internacional.
Tanto “El Vasco” como Márquez deben exigir se respete su trabajo y bajo ningún concepto permitir presiones y menos imposiciones. Entendemos que el balompié es el deporte preferido, y por tanto reclama que todos, sin pasiones ni inmoralidades, trastornen el deseo nacional de que nuestra selección alcance el lugar que se merece en el ámbito internacional.