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POR JORGE GÓMEZ NAREDO
La oposición perdió estrepitosamente en las pasadas elecciones. Su candidata, Xóchitl Gálvez, que era candidata no sólo del PAN, sino del PRI y del PRD, obtuvo sólo el 27% de los votos. Esto fue un hecho histórico, pues esos partidos políticos, en anteriores comicios, habían obtenido en conjunto mucho más que ese 27%.
Y no sólo perdieron la presidencia. En los comicios para la elección de diputados federales, de los 300 distritos, ganaron sólo 42. Fue una derrota de dimensiones colosales.
Ante esta derrota colosal, sin argumentos y con más ira que reflexión, los de oposición afirman que Morena y sus aliados tendrán una sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados que no es ética ni legal, y que no recoge el espíritu de la Constitución.
Este argumento es realmente absurdo. Las leyes que permiten la sobrerrepresentación las impuso el propio PRI y el PAN en las décadas pasadas, y cunado ellos ganaron, jamás dijeron nada ni deslegitimaron la asignación de candidaturas por la vía proporcional. Incluso rechazaron una reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador, donde se buscaba reducir ese porcentaje de sobrerrepresentación.
Pero veamos. Según la ley vigente, ningún partido político podrá contar con más de 300 diputados por ambos principios, es decir, el de mayoría relativa (la elección por voto directo en cada distrito) y el de representación proporcional. Además, indica la Constitución, “en ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación emitida”.
Estos dos principios se cumplirán, pues a Morena seguramente se la asignan 248 legisladores, PT 50 y al Partido Verde 76. Ninguno rebasa los más de 300 legisladores, ni el 8% de los obtenido en la votación.