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Querido lector hoy le vengo a hablar de Andrés Sánchez Miranda, hombre no más por el género porque le queda grande la palabra, que gusta de escalar en el mundo de la política por estar bajo las faldas de alguna mujer.
Ahora verá el panista, que solo lo es de dicho y no de hecho, es nada más y nada menos que sobrino de Isabel Miranda de Wallace, la mujer que emprendió una lucha contra el sistema luego del secuestro de su hijo.
Y bueno, aquello terminó en una candidatura a la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal y con ello cuotas que le ofrecieron a la mujer, entre las que estaba una diputación plurinominal y si, en ese curul sentó a Andrecito.
Cuando se le acabó el poder en la Asamblea Legislativa el muchacho se encontró con Luisa Gutiérrez Ureña, si la que es prima del acosador sexual de Miguel Hidalgo, Juan Pablo Gutiérrez.
Sánchez Miranda se dio cuenta que en ese entonces Luisa, si quería esposa y madre de su vástago, era una de las piezas clave para Jorge Romero, y pensó que acercarse a ella le traería frutos y tan equivocado no estaba.
Luisa luchó mucho para demostrar que su amado y mediocre esposo valía la pena tanto así que ahora será, otra vez, diputado plurinominal por el PAN.
Pero ahí no acaba todo, Luisa quiere ser la presidenta de Acción Nacional en la CDMX para desde su posición imponer a Sánchez Miranda como coordinador de la bancada del PAN, en el Congreso capitalino.
Este puesto, es bien sabido, que es de mi flaquito consentido, Andrés Atayde; quien ahora es el que dirige el blanquiazul en esta metrópoli.
Y es que, ser coordinador de la bancada implica mucho, además de poder tener control absoluto de las nóminas que se les otorgan a los legisladores.
Luisa Gutiérrez Ureña no solo quiere el sueldo de cerca de 90 mil pesos que le darían por dirigir al PAN, si no que aspira a que su “mordaz” marido se “chingue” a sus compañeros con las nóminas de Donceles para seguir viviendo del eraria público.
Pero Luisa, se te olvida que Andrés solo sabe estar bajo las faldas de una mujer, aguas no vaya a cambiar tus enaguas por las de otra más avispada.
Esta escribana solo le cuenta lo que le dicen, recuerde que la verdad no peca pero incómoda y a Luisa le arde todo.
¡Qué feo que seas así, en serio!