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Querido lector, usted ya sabe que aquí lo que nos gusta es ventilar cosas que los demás no se atreven.
Luisa Gutiérrez Ureña se sentía muy confiada para ser la sucesora de Andrés Atayde en el PAN de la Ciudad de México, con lo que no contaba es que mi querido panista tenía un as bajo la manga, muy bien guardado.
Atayde, Luis Mendoza, Raúl Torres y Ricardo Rubio trabajaron por un tiempo en una propuesta para ser presidente de su honorable partido, ese que les ha costado mucho trabajo hacer crecer y que no quieren que alguien como Gutiérrez Ureña lo “desmadre”.
Ahora verá, Rafael Medina Pederzini es el nombre que figura para liderar a los panistas en la Ciudad de México.
El hombre, le dijeron a esta escribana, es como un halo de luz para los blanquiazules que veian su trabajo tirado a la basura con Luisa, a quienes muchos detestan por su soberbia y malos tratos y otros tantos odian con odio jarocho por andar de lengua larga.
Querida, es que soltar la lengua requiere más que veneno, hay que saber dónde y con quien hacerlo, sino, mírame a mí.
Pero bueno, Rafa Medina viene a ser, dicen, aquel que suma y multiplica en el equipo, mientras que Luisa es quien resta y divide, para muestra, esta jugada maestra de los panistas.
La mujer solo cuenta con la venía de su esposo, pero como no, sí gracias a él va a ser diputado plurinominal, porque por elección popular solo habría obtenido dos votos, el de su esposa y el de su tía, Isabel Miranda de Wallace.
Rafael Medina por mucho tiempo ha sido cercano al rey azul, Jorge Romero, de quien me contaron por ahí, está analizando muy bien la propuesta y que ya puso en tela de juicio la labor de Luisa, no solo como diputada, sino como candidata a dirigir el PAN, su partido, que tanto trabajo ha costado a
Romero mantener como un reinado de puras sangre, sí, de sangre azul, a los que muchos aspiran, pero pocos pueden.
Y acá entre nos, esta chismosa conoce a Rafael desde hace un tiempo, y aunque los panistas no son mucho de mi agrado, puedo decir que de Rafael a Luisa, mil veces el primero.
