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Por Ricardo Sevilla
La Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene una tienda virtual donde venden tazas, llaveros, mascadas, corbatas y toda clase de productos promocionales, como si fueran un corporativo empresarial.
Y aunque los precios son caros, hay productos que aparecen con la leyenda: ¡Agotados! Es decir: la Corte vende bien sus mercancías.
Como todo mundo sabe, los artículos promocionales están diseñados para generar ingresos. Lo extraño es que, fuentes al interior de la SCJN, nos aseguran que las ganancias obtenidas por la venta de estos productos van a parar directamente a un puñado de personajes en la Corte, encabezados por la ministra presidenta Norma Lucía Piña.
De entrada, la Tienda virtual de la Corte (así se llama) está dirigida por un discípulo de José Ramón Cossío y Javier Laynez Potisek; un personaje que, por cierto, fue designado en el cargo por la mismísima Norma Piña.
Esta tienda electrónica es controlada y administrada por la Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis, una dirección que, de acuerdo con la estructura orgánica de la SCJN, depende y rinde cuentas a la Secretaría General de la Presidencia.
Pero todos los caminos van a dar a Norma Piña.
Y es que la Secretaría General de la Presidencia responde directamente a las órdenes de la ministra presidenta de la SCJN.
Pero hay más “coincidencias”.
Ocurre que la Secretaría General de la Presidencia está encabezada por Natalia Reyes Heroles Scharrer, hija del intelectual conservador (y columnista de Excélsior) Federico Jesús Reyes Heroles González Garza, quien, a su vez, es hermano del empresario y político priista Jesús Reyes Heroles González Garza, quien fuera director de Pemex, en el sexenio de Calderón.
Por otro lado, la Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis, quien es la encargada de administrar directamente la Tienda virtual de la Corte es el itamita José Omar Hernández Salgado, quien es discípulo del ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz y del actual ministro Javier Laynez Potisek, adscrito a la Segunda Sala de la SCJN.
Pero, más allá de que todos en la Corte sean amigos y amigos de los amigos, resulta preocupante que nadie sepa, a ciencia cierta, a dónde demonios van a parar las ganancias de Tienda virtual de la Corte