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Arreando al Elefante | Aunque Piña se haga la sordita

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Por Ricardo Sevilla

Norma Piña, ministra presidenta de la Suprema Corte, ha demostrado una vez más su talento para el teatro y la manipulación.

En la clausura del Encuentro Nacional para una Agenda de Seguridad y Justicia, convocado por el Consejo de la Judicatura, Piña afirmó que, para limpiar al Poder Judicial, la solución no es remover a los integrantes de ese poder.

¿Pensará Piña lo que dice? ¿Acaso cree que el pueblo mexicano es tan ingenuo como para tragarse semejante gracejada? Después de décadas de corrupción, nepotismo y complicidad con los criminales de cuello blanco (y percudido), ¿ahora pretende que el pueblo siga confiando en esos jueces, ministros y magistrados que han sido el principal obstáculo para la impartición de justicia en nuestro país?

Pero la desfachatez de Norma Piña no termina ahí. En ese mismo foro, se atrevió a hacer un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, para que se unan a su “diálogo”. ¿Qué le habrá hecho pensar a Piña que puede ser juez y parte en esta reforma? ¡Qué torpeza! Alguien debería informarle que la idea central de esa reforma es precisamente cambiar a personajes como ella, que han sido el problema durante tanto tiempo.

Según Piña, la justicia no es distante, inhumana o una pesadilla. ¡Vaya mentirota! La realidad es que, lamentablemente, los juzgadores han sido los verdaderos responsables de esta pesadilla que vive el pueblo mexicano. Es cierto que la ley es ley, pero la maldad reside en quienes la tuercen y manipulan a su antojo.

Y para rematar, Norma Piña se atreve a asegurar que, con la reforma judicial, llegarán los más populares, no los más capaces. ¿Acaso se refiere a ella misma y a su camarilla de jueces y magistrados que han sido señalados por su incompetencia y corrupción? ¡Qué cinismo!

Es hora de que el pueblo mexicano se levante y exija una verdadera transformación del Poder Judicial. No podemos seguir tolerando a estos personajes que se creen intocables y que han sido el principal obstáculo para la justicia en nuestro país. ¡Basta de simulaciones y de mentiras! ¡Queremos jueces honestos, capaces y comprometidos con el pueblo! Aunque Piña se haga la sordita.

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