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Por meses me resistí a hablar del tema, aunque por supuesto me molestaba, pero hay cosas que ya no se pueden dejar “para otro momento” y ésta es una de ellas; me refiero al Podcast “Penitencia” a cargo de Saskia Niño de Rivera.
De nuevo se lucra y monetiza con contenidos que más que llevar a una reflexión sobre la delincuencia, le dan su “minuto de fama” a narcotraficantes, asesinos y secuestradores. Al lado de una taza de café, en una mesa limpia, con un fondo impecable y los dos luciendo gorra, entrevistadora y delincuente “platican” sobre sus motivaciones. Las preguntas surgen: ¿Cuáles son las relaciones políticas o económicas que le permiten a la señora Niño de Rivera grabar en un penal?, ¿Cómo es que se le permite el acceso a un procesado? El uso de gorra está prohibido, así como las bebidas, ¿Quién dio los permisos especiales?, el “set”, a modo, no es ni remotamente el espacio en el que usualmente se entrevistan los familiares de los reclusos con los procesados; de nuevo ¿Quién y por qué autorizan el uso de áreas “a modo” y por qué están “maquilladas para verse pulcras y muy lejanas al hacinamiento de las prisiones mexicanas?
De nuevo es inevitable pensar en la apología y de nuevo, surgen como referentes las series de “narcos” por las que niños de 5 años llegaron a pedir fiestas temáticas de esa naturaleza. ¿En qué nos beneficia como sociedad, más allá del morbo si lo que la conductora y productora del podcast hace es darle fama y popularidad a un delincuente confeso? ¿en qué nos beneficia como sociedad, más allá de la explotación del morbo de las audiencias enterarnos de cómo y por qué una mujer acabó con la vida de su hija?
Tan dañino o más que la constante manipulación mediática de las noticias, tergiversaciones, montajes o abiertas mentiras de las que los medios corporativos se han valido son los contenidos como éste, que deberían ser material para sociólogos y psicólogos y no para las grandes audiencias.
El éxito por supuesto está en el morbo, el mismo que explotaron en las largas series de “narcos”, pero el daño a la sociedad es mayúsculo, escudándose en la “libertad de expresión”
Es una pena que ni en este ni en ningún caso de los mencionados, la Secretaría de Gobernación haya intervenido.
Ana María Vázquez
Escritora
@Anamariavazquez
