290 lecturas
Esa imagen rompió la inocencia de los medios, en una época donde apenas existía el internet.
Julián Assange exponía el video de la matanza de 18 civiles en 2007 en Bagdad, Irak “Asesinato Colateral”.
Era 2010, aún puedo escuchar las risas de los pilotos del helicóptero de guerra. El fundador de Wikileaks filtró a la prensa más de medio millón de archivos clasificados de todo el mundo, y por ello, enfrentó un proceso judicial de años que hizo escala en la Embajada de Ecuador hasta que Lenin Moreno lo entregó y fue recluido en la prisión de Belmarsh, hasta que un acuerdo con Estados Unidos logró su liberación.
En contraparte, la imagen de un muy joven Carlos Loret en su primero de muchos montajes, detrás de un cañón de guerra en Afganistán, desmentida por Jaime Hernández años después. Un montaje construido con Televisa para resaltar la “heroicidad” de sus reporteros.
La foto era de una reliquia de guerra fuera de servicio, las “bombas” eran efectos de cámara y actuación. “Insultante -declaró Hernández- insultante para los auténticos periodistas y corresponsales de guerra y enviados especiales escuchar a este payaso y sus montajes”
Y de montajes hizo su nombre y fortuna hasta hoy, que se dice “perseguido político”, otro montaje.
Assange en cambio ha tenido que soportar toda su vida las presiones y el acoso de naciones poderosas que no le perdonan haber sacado a la luz pública la escandalosa verdad de los que dicen “manejar el mundo para la paz”, en su última reclusión tuvo que soportar 1901 días en una celda de 3×3, mientras su salud física y mental se iba deteriorando. Persecución real, consecuencias reales y palpables por decir la verdad.
Assange no va a una casa en Valle de Bravo de 120 millones de pesos, o a un departamento exclusivo de Miami como el de Loret, Assange tuvo que tomar un chárter para salir del país ya que la justicia inglesa le prohibió ir en vuelo comercial; su esposa Estela, está pidiendo cooperación voluntaria para pagar el costo del viaje.
Un MERCENARIO que se dice perseguido por una fortuna que no puede justificar, y un hombre que pagó casi con su vida por la libertad de prensa.
Grandes diferencias entre el periodista y el mercenario.
Ana María Vázquez
Escritora
@Anamariavazquez