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Ana E. Rosete
Ernesto Encinas se acaba de sumar a la “Liga del Cambio” de Santiago Taboada, candidato de la alianza “Va por la CDMX” al Gobierno capitalino, rumbo a las elecciones del 2 de junio.
Así es, querido lector, el apellido le suena porque es hermano de Alejandro, uno de los principales promotores de Morena y quien apoya a Clara Brugada, la abanderada de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” a la jefatura de la Ciudad de México.
¿Qué habrá pasado aquí? Yo lo llamaría traición; así, sin más.
El anuncio se realizó a través de un video en Twitter (a mí eso de X todavía se me va), donde el candidato del PAN, PRI y PRD dio la bienvenida a Ernesto, quien se hizo llamar luchador social.
No sé ustedes, pero yo percibo mucha incomodidad en el rostro de Taboada. Me imagino que esta declinación también fue una imposición de los de arriba, para demostrarle al presidente Andrés Manuel López Obrador que le “están robando al equipo”. Aunque, vamos, aquí quien queda mal es Ernesto.
Taboada manifestó que esta adhesión será por el bien de la Ciudad de México, pero yo más bien lo atribuyo a un canje que me huele a dinero, mucho dinero.
“Estoy aquí con Ernesto Encinas, un luchador de toda la vida, con un trabajo importante en muchas alcaldías de la Ciudad de México y hoy toma la decisión de sumarse al equipo del cambio”, suscribió el panista.
¿Cuál cambio? Pregúnteme yo.
En fin, me queda muy claro que de los Encinas el único con principios y valores bien arraigados y, sobre todo, con palabra es Alejandro, quien a mi parecer ha desempeñado una gran labor dentro del movimiento guinda.
Pero, bueno, me queda claro que Taboada está sumando pura fichita.
