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Por Ricardo Sevilla
En medio de injurias, descalificaciones y agresiones, la llamada “Marea Rosa” se entregó oficialmente a Xóchitl Gálvez.
Y ocurre que, como muchas personas sospechábamos, nunca fue un movimiento ciudadano, sino un movimiento partidista, apoyado por periodistas chayoteros y financiado por la cúpula empresarial.
Por todos los medios de la derecha trataron de hacer ver que no era el cierre de campaña, pero sí lo fue. O, por lo menos, aspiraba a serlo. De ahí que, durante la concentración en lo Zócalo ondearon las banderas del PAN, del PRI y las pocas banderas del PRD.
Los conservadores querían mostrar su fuerza, su empuje; pretendían mostrar de qué eran capaces. Lamentablemente, su músculo terminó estando muy débillucho.
Y precisamente por eso el ambiente durante la concentración supuraba ese vaho de enojo, frustración y rispidez.
Si había dudas de que la convocatoria de la derecha era sumamente baja, esas dudas quedaron completamente disipadas.
Hoy todas las encuestas le dan una amplia ventaja a Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, la encuesta definitiva será la que el electorado responda frente a las urnas, el día de las elecciones. Y es que no se sabe qué tanto de las personas entrevistadas en los sondeos han respondido en función de lo que realmente piensan hacer frente a las urnas.
No sabemos, a ciencia cierta, cuál será el auténtico sentir de la ciudadanía cuando se encuentre, realmente, frente a la boleta electoral.
La hora cero será el próximo 2 de junio.
Ahora bien, todo indica que Xóchitl Gálvez perderá. Perdió los tres debates. Y aunque los voceros de la derecha lo saben, los analistas, comentaristas y presentadores de noticias se ven cada vez más imposibilitados para defender a Xóchitl Gálvez. No hay forma.
Ya habíamos dicho que Xóchitl Gálvez llegaba a este último debate sumamente debilitada por sus hierros, sus pifias, sus incongruencias y su falta de proyecto político.
Los líderes del PRI, del PAN y del PRD trataron de hacerle manita de puerco a Álvarez Máynez para que declinara favor de Xóchitl Gálvez. Pero eso no sucederá.
Lamentablemente para la derecha y los medios de comunicación conservadores, la próxima presidenta de México será Claudia Sheinbaum.
