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Ana E. Rosete
El segundo debate presidencial, organizado por el INE, se llevó a cabo en los Estudios Churubusco en la Ciudad de México, donde cientos de capitalinos se dieron cita y demostraron de qué lado de la balanza están.
La avenida Tlalpan se pintó de guinda. Durante las 2 horas que estuve parada a las afueras, escuché las porras eufóricas de los chilangos provenientes de las 16 alcaldías que conforman nuestra ciudad.
Así es. Aunque usted no lo crea, la movilización fue exacta, precisa y un tanto desbordada. Me imagino que los líderes territoriales jamás imaginaron el nivel de convocatoria que no sólo ellos tienen, sino el de Claudia Sheinbaum, por sí sola.
Y no nada más nuestra presidenciable, ya que muchas pancartas, gorras y banderas llevaban el nombre de Clara Brugada, quien hasta el momento va arriba en las encuestas y pinta para ser la próxima jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
A mi parecer, las tres alcaldías con mayor movilización fueron Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Azcapotzalco. Los candidatos Evelyn Parra, Javier López Casarín y Nancy Núñez dejaron ver que sus simpatizantes no sólo comulgan con su proyecto, sino con el movimiento de la 4T.
Pero también llegó gente de las demarcaciones Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta y La Magdalena Contreras. La decisión capitalina, creo yo, ya está tomada.
La molestia de la oposición es evidente. La mayoría de las lonas, pendones y “muraletas” de Morena, PT y el Verde Ecologista están rotas, rasgadas, cortadas o fueron bajadas en su totalidad. Hay certeza de que los opositores tienen miedo. Yo pienso que mientras pasa el tiempo, el panorama cada vez es más claro.
Es tiempo de mujeres.
Por primera vez, siento que a nosotras se nos está pagando una deuda de años, a través de una elección histórica. Aunque, a mi parecer, muchos andan histéricos al ver la distancia que hay en puntos porcentuales en las encuestas aplicadas.
Ya veremos cómo va aclarando la cosa…
