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De veras que muchas veces el accionar de los cuicos de la Secretaría de seguridad Ciudadana (SSC) raya en lo demencial o ridículo, como lo queramos tomar, lo malo es que sus shakas se los solapan y hasta justifican sus acciones con leyes que solo aplican a su conveniencia.
Menciono esto porque hace unos días se hizo viral un video donde tiras de la SSC sacaron casi a madrazos a un joven del METRO de la CDMX, cuando trasladaba a su perrito herido a que lo atendiera un veterinario.
Los cuicos se vieron más perros que el propia can, pues hicieron unos panchotes como si se las fuéramos a creer, disque aplicando el artículo 161, fracción XI de la Ley de Movilidad, el cual establece que las mascotas pueden viajar en el transporte público siempre y cuando lo hagan en una jaula transportadora.
La pregunta es ¿por qué los tirantes aplicaron estrictamente este artículo y no pidieron ayuda a la Brigada de Vigilancia Animal de su misma dependencia para que atendieran al perrito?
¿Por qué no se ponen así de “perros” con los usuarios que van tomando chelas en los vagones todos los días? ¿Por qué no se ponen así con los vendedores ambulantes que son un dolor de hue…sos a todas horas?
¿Por qué no se les ponen al pedo así a los carteristas, los que roban celulares y a los acosadores? Para eso batos no existen leyes o cuál es el pex.
¿Por qué no se detienen entre ellos mismos cuando en vez de cumplir con sus labores de vigilancia están en los chingados celulares whatsapeando y las mujeres policías hasta maquillándose?
Por favor señores policías dejen de hacer ma…fufadas y pónganse a trabajar que para eso les pagamos con nuestros impuestos. El perrito iba herido y necesitaba con urgencia llegar a recibir atención médica, ¿Así respetan la vida de los animales?
Y del Metro mejor ni hablo, porque asegura que todo fue “a petición de los usuarios”, pues entonces “a petición de los usuarios” deberían actuar así de rápido para arreglar las escaleras eléctricas y las decenas de fallas que tienen en su servicio, eso es más importante que desalojar a un perrito y a su dueño ¡ineptos!
