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Arreando al Elefante | Xóchitl y su discurso ofensivo y simplista

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Por Ricardo Sevilla

Hay que explicarle a Xóchitl Gálvez varias cosas. Pero, de entrada, hay que decirle categóricamente que el pobre no es pobre porque quiere. Y otra cosa que hay que explicarle muy nítidamente es que una persona de sesenta años que no ha podido edificar un patrimonio no es porque, como ella dice, sea muy güey. Eso, definitivamente, es una sandez.

Y realmente a nadie le sorprende que la candidata de la derecha piense sandeces. Infelizmente, eso ya es moneda de uso corriente en ella.

Pero, lamentablemente, Xóchitl, que parece no entender cuáles son las causas reales de la pobreza en este país. Y eso es muy grave porque aspira a ser la presidenta de México.

A Gálvez le debe parecer muy difícil entender que la dificultad para que los adultos mayores en México no tengan un patrimonio no está relacionada con que seas, más o menos, güey”.

En realidad, el hecho de que mucha gente en este país no haya podido consolidar un patrimonio está relacionado con varios factores sociales, culturales y económicos que habría que explicarle con muchísimo detenimiento.

Sugiero que los asesores de Xóchitl la sienten en un salón de clases para explicarle, con bolitas y palitos, que desde hace muchos años la desigualdad y la privatización en este país han llevado a que existan varias generaciones de gente pobre. ¡Pobre, pobre!

Gálvez necesita comprender, de una vez por todas, que la pobreza no es una elección ni tampoco el resultado de que seas “muy güey.

Una persona de 60 años sin patrimonio no es incompetente, como ella sugiere, sino que enfrenta desafíos socioeconómicos sumamente aciagos.

Discursos simplistas sobre salir de la pobreza pueden ser abrumadores y llevar a decisiones financieras imprudentes. La falta de oportunidades educativas, culturales y laborales también dificultan el ahorro y la adquisición de patrimonio.

Gálvez no entiende que la mayoría de la población en este país no tiene acceso a oportunidades de educación, empleo y cultura, lo cual dificulta muchísimo su capacidad para ahorrar y para poder adquirir un patrimonio.

Pero pedirle a Gálvez que entienda la complejidad de la pobreza es como pedirle peras al olmo.

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