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Arreando al elefante | La pesadilla de Totalplay

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Ana María Vázquez

Fundada en 2010 y adquirida en su totalidad 4 años después por Grupo Salinas, una de las múltiples empresas, también deudora a la hacienda pública, cuenta con alrededor de 4.3 millones de usuarios, pero actúa con el mismo sello del resto de las empresas de Ricardo Salinas como Elektra. Es decir, cliente cautivo, cliente apresado, encabezando las reclamaciones ante Profeco.

El servicio es promedio y los paquetes son medianamente atractivos, pero lo que no dice es que, al igual que Elektra, desconoce el usuario al contratar el servicio y que es una ratonera: entrar es fácil, salir, prácticamente imposible.

Supongamos que eres un usuario promedio y, por alguna razón, ya no quieres el servicio o vas a mudarte. En el segundo caso, si la zona donde te mudarás no cuenta con el servicio, obviamente, lo darás de baja… Ahí es donde en ambos casos empieza la pesadilla: luego de mantenerte en el teléfono por largo rato, intentando hablar con alguien que no sea una máquina, tendrás que repetir tu situación a más de un “ejecutivo”, quien te hará repetir tu historia hasta cansarte, para luego pasarte con otro “ejecutivo” que te dirá que tu solicitud no procede.

Así que cansado de lidiar con negativas telefónicas, interrupciones de la comunicación e innumerables grabaciones, decides presentarte en las oficinas. Pero te dejarán esperando, te harán repetir la historia, para mencionarte que tienes que hacer la solicitud/reclamo por la vía telefónica. Frustrado, regresas al teléfono, sabedor de que tendrás que repetir la historia del principio.

Luego de un largo peregrinar, finalmente encuentras cierta “empatía”, pero te indican que para suspender el servicio deberás pagar la última factura… ¡que ya estaba pagada! Argumentan que ya se generó la siguiente y hay que pagarla exactamente TRES días antes del corte, para que tu solicitud pueda proceder.

En la mayoría de los casos, las quejas terminan en Profeco, ya que no hay poder humano que te permita salir de la trampa de otra de las empresas de Ricardo Salinas. Así trata a sus usuarios, así trata al país del que vive, y vive bien, además de que se niega a pagar sus adeudos con el fisco. Ricardo Salinas, un “magnate” a costillas del pueblo.

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