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Libertades y libertarios

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Una manta colgada de las vallas que protegían Palacio Nacional decía #Votolibre; otra en letras rojas indicaba “nuestra democracia no se toca” y un texto de Zedryk Raziel para el diario El País iniciaba con esta frase: En 30 años de democracia… ¿se puede llamar democracia a una hegemonía partidista que dejó al país arruinado, que robó urnas, asesinó e impuso dirigentes y presidentes por la puerta trasera para resguardarlo del repudio popular?

La soberanía del y para el pueblo apenas la hemos vislumbrado en este sexenio; el último presidente democrático que tuvo antes el país fue Lázaro Cárdenas, y luego de eso, la lucha por el poder, arrebatando, masacrando, imponiendo es lo que vimos durante casi 80 años.

La estabilidad económica, el crecimiento del PIB, las obras construidas y por terminar de este sexenio han dado cuenta de que se puede gobernar por y para el pueblo.

Del otro lado, los que ayer pidieron “democracia” “voto libre” (¿a qué se referirán con eso?, ¿a la compra de votos?, ¿al “ratón loco” a urnas embarazadas y otras prácticas inventadas por el viejo régimen?), y en el estrado, Lorenzo Córdova, orador y “apartidista” lanzando arengas para defender los privilegios de unos cuantos; voces gritando “dictador”, aunque en la masa social no se razone que un dictador los tendría encarcelados, reprimidos o muertos, y no ejerciendo su libertad en el corazón del país.

No puedo evitar las comparaciones, la última marcha en Argentina fue en apoyo de la “libertad y contra la casta”; un grupo engañado que ahora se arrepiente y se dice, con razón, engañado. Pocos medios se atreven a criticar a Milei pero todos sufren la consecuencia de una inflación acumulativa que tan solo en enero fue de más del 50%.

Un pueblo engañado, como la mayoría de los que ayer marcharon, gente que no sabe que de volver la hegemonía prianista serán despojados de todo, volverán a vender lo recuperado y habrá un títere en presidencia como sucede en Argentina.

México merece seguir reconstruyéndose a pesar de las bombas de humo que lanzan día con día los medios corporativos a los que no les interesas tú, sino lo que tienes o lo que puedes producir para ellos mientras a ti, te dejan las migajas.

Ana María Vázquez

Escritora

@Anamariavazquez

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