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ANA MARÍA VÁZQUEZ
@Anamariavazquez
A medida que los gobiernos entreguistas se fueron apoderando del país, poco a poco se dieron recortes, repartos a unos cuantos, opresión al pueblo disfrazada de “se acabó la gallina de los huevos de oro” o “defendí el peso como perro”, mientras hundían nuestras instituciones, nuestra cultura, y el “sueño americano” se convirtió en el objetivo del que nada tenía y se arriesgaba a ir de mojado para tener al menos “una casita”; para mandar “unos centavos a los viejos”, para vivir dignamente.
Los pueblos comenzaron a vaciarse y la Constitución se modificó una y otra vez en 60 años, “por nuestro bien”, decían.
El “político pobre” dejó de existir por consigna y veíamos como se enriquecían impunemente los afortunados que llegaban al poder, que repartían dinero a un selecto grupo de periodistas y medios para comprar terrenos y yates. La desigualdad podía verse día a día en el empleo informal y en los miles de mexicanos que se arriesgaban a cruzar el río y luego…reclutados por el narco.
Solo querían una casa, un techo para sus hijos, comer 3 veces al día y que al final de su vida, una pensión les brindara una vejez digna, pero hasta eso nos quitaron.
Hoy, la justicia social de las 20 reformas presentadas por el ejecutivo, son el legado de un gran presidente que termina su mandato con una aprobación nunca lograda por otro. La reforma al Artículo 123 incide en la vivienda como derecho humano, proponiendo al Infonavit no solamente como financiador (que ya lo era), sino como constructor y arrendatario; donde un trabajador podrá alquilar su vivienda y acceder a la misma en condiciones preferentes, priorizando la antigüedad y a los que no cuentan con casa propia, en un modelo de arrendamiento social exitoso en países como Francia y Austria.
Justicia social, que la derecha llama populismo, pero voltean la cara cuando se habla de que la casa de Felipe Calderón (ahora exiliado en España), hizo crecer 11 veces el terreno que ocupaba, y como él, cientos de políticos, gobernadores diputados y magistrados. Nunca más, la riqueza de unos cuantos a costa del pueblo. Hoy vamos por el sueño mexicano y por la continuidad de un proyecto de nación que permita un techo para todos.