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SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS.
@guerrerochipres
¿Qué le importa a Estados Unidos de su relación con México? ¿Fentanilo, armas o el comercio?
El reconocimiento del embajador Ken Salazar acerca del origen estadounidense de hasta el 70 por ciento de las armas ingresadas a nuestro país es un punto de partida para enfrentar la violencia y responder a esa pregunta.
En principio, lo dicho por el diplomático muestra intención autocrítica después de décadas de evasiones al respecto. Dice el diplomático que el plan estadounidense es “trabajar en los temas que llevamos muy bien en la agenda hasta el 2030”.
Los asuntos de interés común siguen concentrados en la seguridad y la economía. Henry Kissinger planteaba en un texto de 2016 la misma idea, especialmente concentrada en el narcotráfico como amenaza binacional y hemisférica.
El 41 por ciento de la Inversión Extranjera Directa viene de los estadounidenses. Hay ojos muy atentos respecto al 2024.
Los encuentros entre Salazar y la secretaria de Seguridad y Protección Civil, Rosa Icela Rodríguez, revelan el interés por atender la agenda de seguridad de manera compartida. Ese propósito se beneficia del reconocimiento de la fuente de provisión de armas usadas ilegalmente. El presidente Andrés Manuel López Obrador lo llamó “un acto de sinceridad”.
De los vecinos distantes de la década de los 80 o el operativo Rápido y Furioso del 2009 al 2011, pasamos a una cooperación de respeto e igualdad. Debilidad gringa dirían los más convencionales.
Desde el 2013 más de 2.5 millones de armas llegaron ilegalmente de EU. Pudieron estar relacionadas, tan solo en 2019, con unos 17 mil asesinatos. La reunión con la precandidata de Morena, Claudia Sheinbaum, veinte puntos adelante de su adversaria, indica apertura de la obradorista. El mantenimiento del programa encabezado ahora por Martí Batres en la CDMX “Sí al desarme, sí a la paz” enfatiza continuidad de la misma.
Hoy no hay ni rápidos ni furiosos.
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