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ANA MARÍA VÁZQUEZ
@Anamariavazquez
La ambición hizo que lo asesinaran como a muchos, entre el crimen organizado, los grupos que buscan el expolio de tierras, y autoridades corruptas, los defensores de ríos, tierras, mares, lugares sagrados, zonas habitadas por comunidades indígenas siguen cayendo, desaparecen y luego de mucho tiempo sus cuerpos son encontrados, cerraron la voz que defendía el territorio, el río del que no volverá a beber, el aire que ya no respirará. El más reciente es el de Trinidad de la Cruz, en una acción que las autoridades de Jalisco calificaron como “hecho criminal”; su cuerpo fue encontrado con heridas de bala, tirado en la carretera, no sirvió de nada estar bajo el Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, tampoco que a raíz de sus protestas por la minería en la Sierra de Manantlán ya antes hubiera sido víctima de desaparición forzada, dicen, por miembros del CJNG.
Se afirma que Higinio había recibido una llamada para presentarse en la presidencia municipal de Cuautitlán…y que ya no lo vieron salir; ya un año antes había sido asesinado otro activista, José Santos Isaac quien cuestionaba severamente a la Minera Peña Colorada y antes de éste, hubo otros más, pero las voces no cesaron.
La asociación Tsikini Brote Pro-Justicia y Dignidad, dijo en un comunicado que Higinio fue sacado de la presidencia municipal por un grupo armado y que, tanto el alcalde actual, Jesús Delgado Camberos como los anteriores, han favorecido que mineras como Ternium, acusada de despojo de tierras, se beneficien de las mismas.
En conferencia de prensa, el representante de la asociación Tsikini, Eduardo Mosqueda exigió la destitución del alcalde actual e investigación tanto de este como del alcalde anterior, denunciando que en el lugar existen más de 10 minas ilegales.
La ONU-DH, CEPAD y la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos han condenado el hecho, pero hasta el momento, ni Delgado Camberos ni Alfaro han dicho nada.
Así, culpándose unos a otros, entre el crimen organizado y la “política criminal” se unen para favorecer a las mineras, aunque la sangre de sus pobladores riegue los campos, porque ese es el costo de un puñado de tierra.