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ANA MARÍA VÁZQUEZ
@Anamariavazquez
Un poema de Eduardo Galeano comienza así: “Hay criminales que proclaman tan campantes, ‘la maté porque era mía’, como si fuera cosa de sentido común…” El 25 de noviembre marchamos una vez más, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el Zócalo mujeres de todas las edades cantamos, gritamos “ni una más”; las consignas “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”; “NO nací mujer para morir por serlo” “aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, el pinche machismo se tiene que morir” Fue hasta 1993 cuando la ONU declara a la violencia contra la mujer “una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre un hombre y una mujer, violatoria de derechos humanos y libertades fundamentales”, tuvieron que pasar muchos más años y hasta 1999 se declaró el 25N como Día Internacional. ¿Qué ha pasado desde entonces? Prácticamente nada, los logros son milimétricos y ni siquiera un famoso periodista mexicano tiene idea de lo que es perspectiva de género, cuando increpa, más que entrevistar a una mujer, Clara Brugada.
Al mediodía, comenzó la caminata desde la Glorieta de las mujeres que Luchan; otro contingente se dio cita en El Caballito y otro más desde el Ángel, rumbo al Zócalo.
Entre pancartas y consignas, se distinguían siluetas femeninas recortadas en cartón, simbolizando a las mujeres muertas, el rugir de tambores se mezclaba con humo y gargantas rotas de dolor, desgañitadas: ¡Nos siguen matando!, las siluetas mudas de cartón tenían cada una su historia, nombre y fecha de su asesinato; algunas fueron madres, otras apenas niñas, la mayoría invisibilizadas por las autoridades “se suicidó”, dijeron, aunque las amenazas estaban, aunque antes hubiera denunciado, aunque hubiera 1000 pruebas: fue “suicidio”, no la mataron, todo por encubrir una estadística, por no hacer bien su trabajo. La Secretaría de las Mujeres identifica 9 tipos de violencia contra la mujer, sin embargo, otras asociaciones identifican hasta 25 tipos diferentes de violencia ejercida cotidianamente.
Paradójicamente el hombre domina la inteligencia artificial pero no domina su propia “inteligencia” machista.