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JUAN R. HERNÁNDEZ
El Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) se convirtió en el escenario de un encuentro marcado por la tensión y la evasión deliberada entre la presidenta peruana Dina Boluarte y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, evidenciando el creciente conflicto diplomático entre ambos países.
Durante el evento en San Francisco, California, la falta de interacción entre Boluarte y López Obrador fue notoria: no cruzaron miradas, no se saludaron y se mantuvieron separados durante la foto oficial. Esta actitud distante contrastó con la imagen conjunta del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto a Boluarte en la primera fila, mientras que el mandatario mexicano se ubicaba en la segunda fila, protagonizando un abrazo con el líder chileno, Gabriel Boric, tras la fotografía grupal.
La animosidad entre los mandatarios se ha incrementado debido a las declaraciones previas del presidente López Obrador, quien calificó a Dina Boluarte como “usurpadora” y “espuria” tras el golpe de estado contra el presidente Pedro Castillo en diciembre del año pasado.
Previamente, el Jefe del Ejecutivo había expresado su deseo de evitar cualquier registro fotográfico con la mandataria peruana, lo que se cumplió durante la cumbre de líderes del APEC.
“Ojalá que no tenga yo que tomarme la foto, no lo deseo, se lo digo así con todo mi cariño, con mi buena fe, no quiero tomarme una foto con la presidenta del Perú”, dijo.
CONFLICTO MÉXICO PERÚ
Este distanciamiento se enmarca en un conflicto bilateral más amplio entre México y Perú, que ha llevado a una pausa en las relaciones económicas y comerciales. La situación escaló después de que el parlamento andino declarara al presidente Andrés Manuel López Obrador como persona non grata, lo que desencadenó la decisión de México de reducir su representación en Perú a nivel de encargados de negocios.
Uno de los puntos álgidos de este enfrentamiento fue la declaración de persona non grata del embajador mexicano Pablo Monroy por parte de Perú, en respuesta al respaldo del mandatario mexicano hacia Pedro Castillo y de otorgar asilo político a la familia del expresidente.
Incluso, el presidente de México cuestionó la legitimidad de Dina Boluarte como presidenta, argumentando que su ascenso al poder fue ilegítimo y resultado de una imposición. El presidente colombiano, Gustavo Petro, se ha unido a esta postura, generando una tensión diplomática que parece no encontrar una pronta resolución.
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