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SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
Claudia Sheinbaum Pardo y Clara Brugada Molina son las dos personas más representativas del proyecto político social de Morena, respectivamente, en lo nacional y en la Ciudad de México.
Acompañaron y respaldaron desde hace casi tres décadas a Andrés Manuel López Obrador. Ambas serán referencia de liderazgo innovador e impulsoras de la agenda pública relacionada con la igualdad social en un debate nacional previsiblemente intenso como evidencia de vitalidad de la democracia mexicana.
Juntas están en esta historia. Mantienen empatía privada y pública. De estas dos figuras políticas y de una identidad popular y de clases medias, construida alrededor de su equipo, surgirá la plataforma para lanzar la misión del acrecentamiento de la votación para el partido en el gobierno en las elecciones del 2024.
Brugada en la CDMX se convirtió en la candidata y la actora central para la edificación del “segundo piso” de la cuarta transformación planteado por Sheinbaum. La aprobación a Morena en la capital nacional según las encuestas disponibles, se ubica entre 50 y 60 por cierto del electorado.
A esa certeza debe agregarse el énfasis creciente en un sistemático trabajo territorial, de opinión pública, de acercamiento y diálogo con todos los sectores, habiendo aprendido del relativo retroceso del 2021 en municipios urbanos y en la CDMX.
Brugada ganó la postulación en cumplimiento del acuerdo de competitividad por género respaldado por el INE y determinado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, además de la simpatía popular detrás de ella: fue la mujer con mayor intención de voto por ese partido (26.7%), con mayor reconocimiento (60.9%) y con mejor calidad de opinión (33.6% buena) de todo el país, lo cual no debe permitir, ciertamente, ningún exceso de confianza en el trayecto de suceder a Martí Ba – tres en la Jefatura de Gobierno de la CDMX.