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JORGE GÓMEZ NAREDO
@jgnaredo
TV Azteca, durante la pandemia, golpeó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Incluso, en una ocasión, llegó al exceso de que su presentador de noticias principal, Javier Alatorre, pidió no obedecer las indicaciones del subsecretario de salud, Hugo López-Gatell. Fue una cobertura evidentemente golpista.
Ahora, con lo sucedido en Acapulco, TV Azteca vuelve a emprender una cobertura en contra del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pero incluso más fuerte.
Miente descaradamente y afirma que no hay ayuda del gobierno a los damnificados y que el Ejército detienen la ayuda que llega de organizaciones civiles o de la ciudadanía.
Ricardo Salinas Pliego, el dueño de TV Azteca, desde redes sociales también emprendió una batalla en contra el gobierno actual. López Obrador ya le contestó. Durante la mañanera del viernes pasado, afirmó que el conflicto es porque el dueño de TV Azteca debe 25 mil millones de pesos al fisco, y está enojado porque tendrá que pagarlos.
Para nadie es un misterio que en el país la oposición está destrozada. Ni PRI ni PAN ni PRD ni MC pueden competir con Morena. No tienen liderazgos y están relacionados con escándalos de corrupción. Por eso, una figura como la de Ricardo Salinas Pliego pronto se convirtió en una especie de liderazgo de la derecha. No sólo está expuesto mediáticamente por ser el dueño de una de las televisoras más importantes del país, sino porque es rico y representa un pensamiento extremadamente conservador.
Ahora bien, ¿la derecha se beneficia con el “liderazgo” de Salinas Pliego? A no ser que quiera ser candidato (que seguramente no quiere), lo único que provoca un liderazgo como el de él es que se mantenga la incapacidad de la derecha para una opción electoral competitiva. Las rabietas y el protagonismo de Salinas Pliego, a quienes perjudica es a la oposición electoral, A Xóchitl Gálvez, pues.
O sea, no se ayudan. Allá ellos.
