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ANA MARÍA VÁZQUEZ
@Anamariavazquez
La reconstrucción del icónico puerto de Acapulco y zonas devastadas por el huracán Otis tomará varios meses, es un hecho que, no obstante los esfuerzos del gobierno por recuperar ese importante centro turístico, tomará un tiempo que se prevé prolongado. Desde hacía ya varias décadas, Acapulco había dejado de ser el puto de reunión obligada de celebridades internacionales debido al abandono en que tanto presidentes municipales como gobiernos federales lo tenían, la contaminación de las aguas a menudo rebasaba los niveles permitidos y zonas típicas, comenzaron a ser punto de reunión del crimen organizado. Otis nos está brindando la oportunidad de reconstruir la zona bajo un nuevo enfoque, hemos visto por ejemplo la extraordinaria labor del secretario de SEDATU Román Meyer para tomar espacios aparentemente perdidos y transformarlos en sitios de belleza y utilidad social, dignos del llamado primer mundo; convertir la desgracia en una oportunidad y modernizar el puerto, sería de gran apoyo para seguir devolviendo al pueblo su gloria. Desde el primer momento de la catástrofe, el equipo de SEDATU ha participado en el censo a la población afectada, coordinados con el resto de las secretarías que mantienen el apoyo a la región; ha instalado centros de acopio en sus 3 sedes en la CDMX en las alcaldías: Cuauhtémoc, Coyoacán e Iztacalco y brinda total apoyo a la zona. Hay que reconstruir y eso es un hecho, no hay tiempo para una planeación específica dada las necesidades imperiosas de reconstrucción, sin embargo y aún con el inminente cierre de sexenio, todavía se puede incluir dentro del proyecto “Metrópolis” la reconstrucción adecuada del puerto y su zona conurbada. Ha el presidente López Obrador el que nos ha mostrado que se pueden convertir las desgracias en oportunidades y ésta particularmente puede ser una gran oportunidad para una reconstrucción con sentido social, de movilidad y sobre todo, aprovechando la experiencia del Ingeniero Román Meyer que en 5 años nos ha entregado más de 1000 obras, 3 millones de personas sin rezago habitacional, 800 mil documentos agrarios y más de 200 instrumentos de planeación.
Ojalá se escuche esta propuesta y entre todos, hacerlo bien.