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MARCO CAMPILLO.
Se han visto por todos lados las imágenes de lo que sucedió en Acapulco en las últimas horas, Otis, huracán categoría 5 en la escala Saffir-Simpson con vientos de hasta 280 kilómetros por hora, el nivel mas devastador de estos fenómenos, arrasó con el puerto de Guerrero.
El paraíso se convirtió en el infierno para miles de personas, no solo la zona tradicional del puerto, la Costera Miguel Alemán sino la zona conocida como Diamante, la más moderna y exclusiva, vive momentos de desolación.
Por si esto fuera poco el sistema de alertas sísmicas de las costas de Guerrero sufrió afectaciones serias, 27 sensores no funcionan, por ello no existe comunicación con las alarmas de la capital de la República, es decir la Ciudad de México vive una circunstancia de indefensión ante la posibilidad de un sismo de 6 grados al menos.
Por esta circunstancia no se cuenta con esas alertas que otorgan valiosos segundos para bajar de edificios o salir de casas y lograr estar a salvo.
Las carreteras están seriamente afectadas y el aeropuerto de Acapulco esta inservible, por lo tanto no hay vuelo alguno hacia ese destino, desde el huracán Manuel en el 2013, un fenómeno natural no afectaba de tal forma aquella zona de la República Mexicana.
El presidente Andrés Manuel López Obrador visitó por unas horas la zona de la devastación, se han desplegado militares y cuerpos de emergencia para atender a la población afectada, no solo por la destrucción masiva sino por la falta de energía eléctrica y las inundaciones en distintos puntos de Acapulco.
De quien no se sabe nada -a mas de 30 horas del embate de Otis- es de la flamante gobernadora Evelyn Salgado Pineda, solo ha subido algunos tuits a la red social X y hasta ahí, ella debe contar con electricidad y conectividad pues solo así podría establecer este tipo de comunicación.
No se minimizan sus buenas intenciones o su pobre intento por hacerse presente o bien preocupada por lo que pasó en el emblemático centro turístico, pero, por favor, podría hacer mucho mas ¿no es así?, bien dicen por ahí, brilla por su ausencia y por su incompetencia ante un momento en el los habitantes de Acapulco, Guerrero, la necesitan.
Eso si, los que han informado sobre esta tragedia son los medios de comunicación, la población afectada y decenas de turistas que vivieron en carne propia uno de los desastres naturales más devastadores de los últimos años.
Seguramente Evelyn Salgado espera ansiosa encontrarse con el presidente López Obrador para, al menos, hacer la finta de que está al pendiente o para tomarse la foto, porque no se le ve por ningún lado, debe ser la falta de luz o bien la falta de interés o el miedo a mojarse por las aguas del Papagayo.