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JORGE GÓMEZ NAREDO
@jgnaredo
Nos dejaron sin trenes de pasajeros. Los vendieron todos. Prácticamente los regalaron. No les importó que acabaran con un medio de transporte. No les importó que los ferrocarriles mexicanos proporcionaran miles de empleos y fuera una industria que beneficiaba al desarrollo del país. Los vendieron: los dejaron sin trenes de pasajeros.
En el siglo XIX, los trenes fueron considerados un elemento de modernidad. En México se tendieron las vías de los ferrocarriles durante el Porfiriato. Fueron éstos importantes en el desarrollo de la Revolución Mexicana. Después, con el gobierno de Lázaro Cárdenas, se nacionalizaron. No se hicieron más vías, pero no se vendieron.
Cuando llegaron los gobiernos neoliberales, comenzaron a desmantelar muchas industrias nacionales, y ahí entraron los ferrocarriles. Miguel De la Madrid comenzó a privatizar los trenes, y quien terminó de hacerlo fue Ernesto Zedillo, que además propuso cambios constitucionales para que la industria ferroviaria no fuera prioritaria.
Los gobiernos neoliberales del PRIAN desmantelaron y privatizaron los trenes, y jamás se preocuparon por reactivarlos.
Es más, hasta se burlaban de quienes buscaban hacerlo. En 2006, el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador propuso en campaña hacer un tren bala de México a Guadalajara. El candidato del PAN, Felipe Calderón, se mofó de la iniciativa. Y como todos saben, hubo un fraude que hizo presidente a Calderón, y claro, no hubo trenes en los próximo 12 años.
Cuando por fin López Obrador ganó la presidencia en 2018, se reactivaron los trenes de pasajeros. En cinco años, en una labor titánica, se construyeron más de mil 900 kilómetros.
Así pues, pronto México tendrá el Tren Maya, que reactivará muchas áreas en el sureste del país. También estará pronto el tren Transístmico. En tan sólo 5 años, el gobierno de AMLO construyó tres trenes y está proponiendo que, en un futuro, se invierta más en ellos.
Así pues, no nos equivocamos en lo absoluto al afirmar que, con AMLO, los trenes de pasajeros revivieron en México. Y eso debe ser motivo de alegría. Y de orgullo.
