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Arreando al elefante | Escoger las batallas

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ANA MARÍA VÁZQUEZ

No volveremos a tener un presidente como el que ahora ocupa el gobierno de México. Andrés Manuel López Obrador ha sido con mucho, el mejor mandatario que hemos tenido, un “animal político” como lo llama la oposición; profundo conocedor de la historia, territorio e idiosincrasia del mexicano ha sabido llegar hasta a los más indiferentes, su popularidad, al término de su sexenio no solo no ha bajado, sino que ha subido y se sostiene.

Su sexenio no ha estado exento de presiones de industriales, magnates y medios, sino también de una pandemia y la guerra mundial que supo y ha sabido sortear como un gran capitán de barco. La estabilidad económica y el desarrollo del sureste mexicano han sido su prioridad; un equipo de trabajo coherente, como el que lleva Román Meyer en SEDATU, reportando más de 3000 proyectos terminados y varios premios internacionales; bajo su dirección ha sabido entregar resultados que hicieron a la prensa mundial llamar el “milagro mexicano” al esfuerzo de un hombre que trabaja 18 horas diarias, que se mantiene con una energía inexplicable para su edad y que solo se explica por su gran amor a México y que día con día sigue cumpliendo su sueño: un país más justo para todos.

POR EL BIEN DE TODOS, PRIMERO LOS POBRES, con ese lema, ordenó los primeros apoyos económicos, los aumentos salariales, la recomposición de las viejas estructuras que impedían el desarrollo del campo con su “Sembrando Vida”, a todo tren se recuperaron instalaciones hospitalarias que permanecían en cascarón, se creó el INSABI en sustitución del Seguro Popular, que era una coladera económica y solo servía para desvío de recursos; el precio de la gasolina ha permanecido estable y hasta nos dimos el lujo de comprar Deer Park y hacer otras, como Dos Bocas. ¡El tipo de cambio comenzó a bajar!

¿Qué le faltó? mucho, porque la transformación apenas comienza, empezamos a vivir un período de estabilidad económica que traerá a estabilidad social que todavía nos falta. Nuestro presidente supo elegir sus batallas, aun teniendo el lawfare encima, el Foro Económico Mundial, y la prensa corporativa con sus cotidianas mentiras.

¡Gracias, señor presidente! ¡gracias, Andrés Manuel!

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