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Arreando al Elefante | ¿Cómo nos arreglamos?

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ANA MARÍA VÁZQUEZ

Con un sueldo mensual que va de 160 a 285 mil pesos, los senadores forman parte de nuestro sistema de gobierno y su ejercicio dura 3 años, su función es la de presentar propuestas, reformar, crear o eliminar leyes para beneficio de los ciudadanos, así como vigilar los recursos públicos de las dependencias de gobierno y de los 3 poderes. Es decir, que su trabajo es, entre otras cosas el de REGULAR Y VIGILAR, sin embargo, en una declaración del 27 de septiembre el diputado Daniel Gutiérrez declaró que “el bloque marcelista buscará modificar el presupuesto enviado por el presidente”, por más o de 20 mil millones de pesos.

Aunque el diputado Reyes afirmó “somos como 40”, en realidad el grupo afín a Ebrard son 27, sin contar a Ignacio Mier que busca la candidatura al Gobierno de Puebla, a la vez que funge como Coordinador de la Junta de Coordinación Política.

El grupo disidente pero paradójicamente “morenista” pretende, desde la Cámara, presionar a través del voto para que Mario Delgado acepte reponer el proceso electoral que llevó a la doctora Sheinbaum a la Coordinación Nacional de la Cuarta Transformación.

Con prácticas que no solamente traicionan al partido, a su puesto popular en la Cámara, sino al pueblo, el bloque disidente muestra lo poco que les importa realmente el pueblo y lo mucho que tal vez podrían ganar ya que sus respectivos períodos están por concluir, aunque la diputada Selene Ávila haya atajado diciendo que lo que se busca es “enriquecer el paquete económico” y que “eso no significa rebelión”, el mero hecho de las declaraciones vertidas por ambos de lo que DEBERÍA SER SU TRABAJO COTIDIANO, lleva la amenaza implícita de no dejar pasar proyectos importantes, en un chantaje que los pinta de cuerpo completo en donde lo que menos les interesa es el pueblo, sino la ganancia secundaria de otro puesto, de otro hueso, de un cargo donde puedan seguir eternamente, como sucedía con el PRI.

¿Se vale presionar con la aceptación de proyectos prioritarios con tal de que el partido ceda a las exigencias de Ebrard?
¿Cómo nos arreglamos?, suele decir el corrupto para hacer o conseguir lo que quiere, una muestra de que la camiseta morenista no es mágica ni purificadora.

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