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RICARDO SEVILLA
El presidente López Obrador que hace 18 años, durante el gobierno de Vicente Fox, el Poder Judicial se “amafió” con los legisladores del PRI y del PAN para lanzarse en su contra cuando era jefe de Gobierno. Y así fue.
Fox, que desde el inicio de su gestión vio en López Obrador a un político en crecimiento y a un personaje que comenzaba a ganar una enorme popularidad, gracias a la implementación de programas sociales: ayuda a los adultos mayores y a las madres solteras, receló del político tabasqueño.
Fox, siempre mezquino y envidioso, se propuso descarrilarlo. Y para llevar a cabo sus planes, en 2005 pidió ayuda de Rafael Macedo de la Concha, entonces titular de la PGR y que, después se supo, había sido agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), una policía vinculada a la tortura, desaparición y asesinato de opositores.
De hecho, Macedo de la Concha fue el encargado de judicializar el caso de El Encino, un terreno en el que se decía que el gobierno del DF, entonces encabezado por López Obrador, había violado una orden para construir un camino hacia un hospital. Y ese inocuo pretexto sirvió al gobierno de Fox para organizar reuniones con los “periodistas” e “intelectuales” de derecha. Y ahí, en esas reuniones, estuvo el grupo Nexos y el grupo Letras Libres.
Y otro de los personajes que también le hizo el caldo espeso a Fox fue Ciro Gómez Leyva, el actual conductor estelar de Imagen. Y justo por eso, ayer el Presidente decidió exhibir al exdirector del periódico Milenio.
En un video proyectado en Palacio Nacional, pudimos ver a AMLO debatiendo con un Ciro enardecido y recalcitrante, tratando de defender la postura del gobierno foxista.
Una defensa que, por cierto resulta malsana, al tratarse de un sujeto que se había negado a apoyar la cruzada de CNI Canal 40.
Pero lo que poco se dice es que Ciro tenía un estrecho vínculo con otro de los personajes que trataron de descarrilar a AMLO: Carlos Ahumada, con quien Ciro jugaba squash y al que, en cierta ocasión, incluso le pidió dinero para pagar la nómina de sus colaboradores. Y no lo digo yo, sino el propio Ciro, en la revista Nexos, de su amigo Héctor Aguilar Camín. Pero, claro, eso ya se le olvidó.