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ANA MARÍA VÁZQUEZ
Han pasado cinco años y los comentócratas a sueldo no han dejado de criticar cada una de las acciones del presidente López Obrador, no podían faltar por supuesto las encendidas críticas al desfile del 16 de septiembre. México no es un país bélico, después de las revoluciones y conflictos por los que atravesó el país, la ceremonia del desfile se destaca no por lo bélico, sino por los elementos que están al frente contra desastres naturales, apoyo social, defensa de la soberanía, combate al narcotráfico, etc.
Desde siempre, la política de no intervención ha sido una bandera que se ha visto reforzada y fomentada por nuestro presidente y se han estrechado las buenas relaciones de nuestro país con el mundo. En el desfile pasado, 19 delegaciones se unieron al desfile y presentaron sus respetos a nuestro pueblo a través del presidente López Obrador, no obstante, las “buenas conciencias” pendientes de cada paso presidencial, brincaron de furia al ver que la delegación Rusa fue invitada a la fiesta ¡cómo, si es nuestro enemigo! Gritaron las buenas conciencias como la de López Dóriga desde su yate.
Se olvidan de que México no tiene enemigos y que el posicionamiento con países en conflicto está regido por el principio de no intervención.
Se olvidan que hay un antecedente cercano y es precisamente en el período de Felipe Calderón, cuando en 2010, 17 delegaciones extranjeras, entre ellas la de Rusia, desfilaron también un 16 de septiembre, fecha en que también se conmemoró el Bicentenario y en la que como este año, estuvieron, Rusia, China y Venezuela.
Ignoran que los países participantes y varios más, realizan año con año ejercicios militares conjuntos y que el desfile estuvo dedicado a los 200 años del Heroico Colegio Militar; o quizá les duela que por quinto año consecutivo no han sido invitados a los festejos, al besamanos, a las comilonas tradicionales, al derroche de otros tiempos.
Este año, ni siquiera fueron invitados los representantes de los poderes Legislativo y Judicial. Nunca más gobierno rico con pueblo pobre.
Sigan pues, lamiéndose las heridas y criticando a un mandatario cuya aprobación es ya del 80%.