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SEBASTIÁN RAMÍREZ MENDOZA
Discurso pronunciado en el acto conmemorativo por los 50 años del Golpe de Estado en Chile.
Segunda parte.
Parece que Allende le sigue hablando a los chilenos, a los latinoamericanos y a toda la humanidad de nuestro tiempo. Hoy en 2023, 50 años después del Golpe de Estado en Chile, lo que se ha expandido en el mundo es el sometimiento de los países y de su clase política al interés de las grandes corporaciones. De hecho, el neoliberalismo, esa inmensa revolución conservadora ha consistido en diciplinar por medio de la violencia política a nuestras sociedades, ¿para qué? para hacer exactamente lo contrario a lo que esperaba Allende, si él proponía una democracia cada vez más popular, es decir, con mayor protagonismo del pueblo, de los humildes, de los pobres, lo que el neoliberalismo ha impuesto en el mundo son democracias con cada vez mayor protagonismo de las grandes corporaciones y de las élites económicas, en suma, la auténtica instauración de oligarquías que simulan ser democracias.
En buena medida en eso reside la Cuarta Transformación de México, en separar al poder político del económico y en recuperar el protagonismo del pueblo. Esa es nuestra tarea actual, por eso padecemos una campaña de desprestigio y mentiras sistemática, porque nos hemos atrevido a recuperar la democracia para los mexicanos, y compañeros, esa es la batalla que están dando los pueblos de nuestra América en Colombia, en Chile, en Argentina, en Brasil, en Bolivia, entre otros. Seguimos necesitando el pensamiento, la inspiración y la enseñanza de Salvador Allende. Por su humanismo, por su profundo amor al pueblo, por su intenso espíritu democrático y además por ser la prueba de que el conservadurismo está dispuesto a todo.
Desgraciadamente en Chile hace 50 años, la derecha aliada con los Estados Unidos decidió cortar el sueño de la transformación de zarpazo, sin miramientos. El derrocamiento del presidente Allende se gestó después de meses de boicot económico y de intensa campaña propagandística por parte de la mayoría de los medios de comunicación. Por eso es indispensable que los partidos conservadores de toda América, por ejemplo, el PRIAN aquí en México, expresen su condena a lo que sucedió en Chile. Necesitan demostrar que han cambiado y que nunca más estarían dispuestos a avalar la interrupción de la democracia por la vía de la violencia.
¡Viva Chile!
¡Viva Allende!
¡Vivan México!