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ANA MARÍA VÁZQUEZ
Desde 2017, gracias a un amparo concedido por el ministro Javier Laynes, los medios quedaron a cargo de su auto regulación, no obstante existir en la cámara de senadores una comisión específica de radio y televisión, nadie ha podido poner un freno a la cada vez más degradante y sesgada programación en medios como TV Azteca, Televisa o Televisa Radio.
Gracias al ministro Laynes y al poder económico de dichas empresas públicas y concesionadas, solo se cuenta con una figura más retórica que activa llamada “defensoría de las audiencias”, que cada medio público debe tener para ayudar a su autorregulación y que se encarga de recibir quejas, inconformidades y peticiones de las audiencias para darles curso dentro de la misma empresa. Sin embargo, esta misma figura es una burla para la audiencia ya que también es juez y parte; un ejemplo es el licenciado Alejandro de Anda, defensor de las audiencias de Azteca 1, según su currículum es: Abogado de Control y Seguimiento de quejas de la defensoría de audiencia de la Cámara de la Industria de la Radio y Televisión (CIRT), cargo que ocupa de 2016 a la fecha; sin embargo, desde 2005 a 2013 fue abogado en TV Azteca y en Grupo Salinas. Un abogado que ha sido juez y parte y que ha pasado por alto las probables trasgresiones a la ley como la General de Salud, la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y hasta la Constitución mexicana. Los defensores de las audiencias deberían estar del lado de los ciudadanos, pero no es así, hasta ahora, nadie ha podido parar los discursos encendidos, las mentiras, la tergiversación de datos, la apología a dictadores, amparándose siempre en el artículo 6 constitucional que habla de la libre manifestación de las ideas.
Pero ¿qué pasa cuando estas “ideas” vienen plagadas de sesgos políticos, mentirosos, infundados? ¿o cuando el “defensor de audiencias” es un defensor del medio que lo emplea? Nada. La Corte los protege con su “divino manto” porque al final lo que importa no son las audiencias, sino la cuenta bancaria. No basta apagar la TV, urge sancionar y/o quitar concesiones a medios que sin pudor alguno se convierten en Fuerza Desinformativa Azteca.