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Salvador Guerrero Chiprés
No es la película Golpe Bajo, protagonizada por Burt Reynolds en 1974, ni la estelarizada por Adam Sandler en 2005, referidas a un cruento juego de futbol americano en una penitenciaría.
Es la realidad del aspecto deportivo del proyecto de reinserción social iniciado durante el gobierno de Claudia Sheinbaum y continuado por Martí Batres.
Fue un enfrentamiento tribal, en el mejor sentido de la palabra. Un par de ovoides viejos, cascos hidráulicos despostillados, en cancha con pasto, aunque todavía sin las “Hs”; con danza árabe de un recluso transgénero y desfiles entre ovaciones de apoyo de familiares mientras salían los equipos envueltos en humo de colores rojo y azul distintivo de los Renos del Reclusorio Norte y Los Perros de Santa Martha.
De Golpe Bajo a golpe alto: el que debemos propinar, a través de la educación, el deporte, las oportunidades frente a las adicciones y la inseguridad vinculada al hecho de que menos del 60% de quienes regresan “a la sociedad” tras ser sentenciados consiguen reinsertarse.
En la cancha del Norte se jugó el sábado la final del campeonato ínter reclusorios. Un esfuerzo que reconoce a quienes entrenan diario, son disciplinados, cumplen con los otros ejes de la reinserción que son estudiar y trabajar.
Gracias a la apertura del subsecretario del Sistema Penitenciario, Omar Reyes, del equipo vigilante de Omar García Harfuch, estuve en la oración antes del partido con los dos equipos, saludé a sus familias y a quienes por delitos de diversa gravedad purgan largas sentencias. Se enfrentaron con coraje, pero sin ira, en un partido del cual resultaron victoriosos los locales a 14-6.
Batres inauguró el Pilares Amaro Ochoa en Tlalpan ese mismo sábado, y el domingo corrimos el medio maratón. La CDMX tiene dinámico impulso al deporte y atención a las causas de la violencia. Da golpes altos.