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Verdad y temporalidad
Sadit Gabriel
El dilema de lo real reside en la capacidades inherentes al lenguaje y la acción para desfigurar aquello que es, de aquello que no. Esta última es la premisa sobre la cual, Misión imposible: sentencia mortal – parte 1 deambula a lo largo de 163 minutos, aunque ese también es uno de los grandes óbices en la consecución de la verdad.
A lo largo de su trayectoria, Tom Cruise se ha caracterizado por varias cosas, entre las cuales figuran dotes sensacionales para la producción y realizar siempre sus propias secuencias de acción. Nada de eso cambia para este séptima entrega de la saga Misión imposible, por el contrario, se añaden un par de condiciones realmente serias para el fortalecimiento de la disposición ficticia: una espléndida Pom Klementieff, ordenamientos aún más dinámicos en cada secuencia de acción y un pletórico discurso respecto a cómo la potestad del pasado sistematiza las amenazas del porvenir.
Discurrir cómo la verdad, lo real, transmuta a través de hollar lo posible, es en la cinta de McQuarrie un plan para establecer al tiempo como antagonista de lo que conocemos. Tanto Martín Heidegger, como Friedrich Nietzsche (filósofos alemanes), abordaron desde la filosofía la precursión de la muerte y porque su praxis conlleva a una ontología del retorno a lo mismo; se sitúa Ethan Hunt en una posición similar: es el engranaje cuyo funcionamiento atrae el antaño legado de la temporalidad, aunque se coloque frente a la inminente guerra contra la inteligencia artificial.
Nombre: Misión imposible: sentencia mortal – parte 1
Director: Christopher McQuarrie
Año: 2023.
Calificación: 8.2 (muy buena).
Dónde: solo en cines.
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