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El múltiple destape del presidente es consecuencia de la nueva forma de ejercer la política en el país
José Luis garcía cabrera
grupo cantón
CIUDAD DE MÉXICO. – A partir de hoy, BASTA! quita a las Corcholatas la coraza de aspirantes, e inicia una serie de artículos en los que aborda el lado más sensible y humano de los candidateables por Morena; sus emociones, familias y anhelos por llegar a dirigir los destinos de México.
En julio de 2021, los habitantes de México escucharon asombrados que el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin explicación de por medio y con tres años de anticipación, en su conferencia mañanera, dijo que de entre Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Esteban Moctezuma, Juan Ramón de la Fuente y Tatiana Clouthier (incluiría después a Rocío Nahale y más tarde a Adán Augusto López), saldría su sucesor o sucesora.
Abiertamente, pues, adelantaba los tiempos de la contienda presidencial de 2024, en la que, inicialmente, dejó fuera a Ricardo Monreal, quien por poco pierde la cabeza al no aparecer en la foto ni compartir el jubiloso gesto de la sonrisa.
De esa forma, el presidente explicaba un hecho que sus antecesores a solas, sigilosamente, y sin consultar a nadie, llevaban a cabo en las sombras de la noche y del poder. Hecho que es uno de los actos más trascendentales de la era del presidencialismo en México: el destape del candidato presidencial del partido en el poder.
El múltiple destape de López Obrador es una consecuencia de la nueva forma de hacer política en muchos de sus actos de la vida nacional. No es, por lo tanto, un acto aislado de su forma de ser, sino la culminación de una política regalista que siglos antes se había manifestado en el occidente europeo, en los tiempos de los soberanos.
Dijo el presidente López Obrador en aquella conferencia mañanera del mes de julio de 2021:
–Ya no hay tapados, yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo –así se refirió al proceso de selección de su sucesor o sucesora en el trono sexenal. Al paso de los meses y años, la lista con los nombres de los “posibles” sucesores (as) se redujo y solo quedaron Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto y, de última hora, Ricardo Monreal. Lo que propició que gran parte de la sociedad se diera a murmurar en contra o a favor del adelantado múltiple destape. La imaginación, siempre propicia a volar, inventó las más absurdas versiones, tanto sobre las causas como sobre sus consecuencias políticas, así como de los cuatro “paladines” dispuestos a “defender” y continuar la Cuarta Tranformación, iniciada por Andrés Manuel.
