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Salvador Guerrero Chiprés
La voluntad y réplica de las mejores prácticas en seguridad pública transformaron al mercado mayorista más grande de América Latina en un espacio seguro.
La Central de Abasto de la Ciudad de México —con una población flotante diaria de 500 mil personas— ha disminuido en 61 por ciento los delitos de alto impacto si se compara 2022 contra 2019 y ahora relanza una campaña para fortalecer la denuncia por extorsión.
Por la complejidad de sus operaciones, con hasta 55 mil toneladas de alimentos manejadas al día en una superficie de 327 hectáreas, la Ceda ha sido considerada una ciudad a escala, donde se reproducen actividades comerciales, sociales e incluso delictivas del exterior.
Reconocer la presencia y fomentar la denuncia, como ha sucedido en la administración de Marcela Villegas Silva, es uno de los fundamentos en la reducción de prácticas delictivas y desmantelamiento de grupos criminales.
Eso fue lo que ocurrió con una pseudolotería de origen colombiano conocida como “la rapidita”, que desencadenó en 2019 cobros extorsivos de deudas, u otros que operaban el esquema conocido como “gota a gota”. También había reportes y denuncias por cobro de piso en 2018.
En la Ceda se ha replicado el modelo de seguridad impulsado por Claudia Sheinbaum y continuado por el Jefe de Gobierno, Martí Batres, e instrumentado en Iztapalapa por la alcaldesa Clara Brugada: atención a las causas y coordinación con policías capaces de investigación y detenciones.
La campaña “Acción y prevención contra la extorsión” busca impulsar la denuncia con la garantía de confidencialidad y atención. El vocero de la FGJ, Ulises Lara, acompañó el relanzamiento de la campaña: “se puede trabajar y contener la incidencia delictiva si hay coordinación dentro del gobierno y con la ciudadanía”, dijo. Muchos avances. Mucho por hacer.
