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Salvador Guerrero Chiprés
La recibió el presidente Andrés Manuel López Obrador hace cinco días y este domingo, ahora sí, se arrancó. “La meta es Clara”, dijo en síntesis el diputado Héctor Díaz Polanco. Identificó la ausencia de virtudes de la oposición sin omitir la advertencia respecto de los riesgos implícitos de no participar para contener “a la derecha” en la ciudad gobernada por Martí Batres y en el inicio de una etapa de cabildos activos y militantes entusiasmados.
Al llamar a constituir “un poderoso frente amplio” contra la corrupción de los adversarios del partido en el gobierno, especialmente del PAN, reivindicar la historia de luchas sociales, precisar un primer proyecto de valores y gobierno además de convocar a una gran coalición ciudadana a favor de defender los avances sociales de la izquierda, la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, asumió un liderazgo que no se halla más sólo en el oriente de la capital nacional sino en el centro y poniente de la CDMX.
Senadores, diputados, artistas, animalistas, feministas, empresarios, dirigentes de organismos de la sociedad civil e incluso del Movimiento Urbano Popular de casi cuatro décadas, así como otros liderazgos históricos y de nueva generación iniciaron de facto el proceso de respaldo a quien llamaron a gritos decenas de veces “Jefa de Gobierno”.
Destacó el liderazgo de AMLO y el legado de gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo. La CDMX es ya un “lugar donde nadie sobra… una ciudad que logra las utopías: no queremos una ciudad dividida, sino una ciudad unida”. Autores de “Cultura Cívica” como Almond y Verba dirían que es un pre programa de ciudadanía participativa y empoderada.
Entre las alcaldías Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo —en la muy simbólica Puerta de los Leones— Brugada inició lo que solamente los ciegos voluntarios deseaban omitir: del corazón de Morena surgió una precandidatura sólida al Gobierno de la CDMX.
