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Ricardo Sevilla
La situación electoral se ha puesto muy difícil en Coahuila. Y es que, a unos días de la cita en las urnas para definir la gubernatura de Coahuila, el panorama se le complica a Morena y va abriendo posibilidades a la coalición Va por Coahuila y su candidato, Manolo Jiménez, quien ha reforzado sus aspiraciones, aprovechado las pugnas entre Morena y el PT.
El objetivo de la oposición es claro: que Coahuila se mantenga inaccesible para la Cuarta Transformación. Y ahí es donde la izquierda debe tener cuidado porque, de conseguirse el triunfo (no deseado) de la coalición Va por Coahuila, el PRI, junto con sus aliados, mantendrían uno de sus principales bastiones históricos de la derecha, y de la derecha, por cierto, más rancia, retrógrada y corrupta.
A diferencia de lo que ocurre en el Edomex, donde se vislumbra una victoria holgada por parte de la maestra Delfina Gómez, en Coahuila las cosas se han tornado cada vez más complicadas para Morena y, hasta el momento, parece que la única forma que tendría ese partido para ganarle la batalla a la alianza PAN, PRI, PRD, sería que tanto los candidatos del PT como del PVEM declinen a favor de Armando Guadiana, un escenario que, hay que decirlo sin ambages, se ve poco probable.
A eso hay que agregar el recelo con el que los coahuilenses miran a los candidatos Ricardo Mejía Berdeja y Armando Guadiana. Ninguno de ellos ha logrado tocar el corazón de la población. Sobre ambos pesa el estigma de su pasado. Ambos han estado vinculados a la derecha, al empresariado rampante, a Ricardo Anaya.
Pero, en el caso de Berdeja, el presidente López Obrador ya ha sido claro y tajante: no está vinculado a él. Y eso, sin duda, pesará en el ánimo de los electores, quienes ya están hablando sobre la traición de Berdeja. Y, para colmo de males, Marlenne Cañas, esposa de Ricardo Mejía Berdeja, ha terminado
por sepultar los (ahora lo sabemos) ficticios vínculos que el abanderado petista presumía con AMLO. No hay vínculos, no hay empatía ni adhesión. El presidente López Obrador ha preguntado: “¿Quién ganó la encuesta?” Y la respuesta ha sido coral: “Guadiana”. Y a él, ha dicho el primer mandatario, es a quien apoyará. No hay más qué decir: “El Tigre” se quedará chiflando en la loma. ¿Y qué pasará allá con la Cuarta Transformación? Ahí la pregunta que
tiene a la izquierda mordiéndose las uñas.