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Sebastián Ramírez Mendoza
La semana pasada fue el segundo debate de las candidatas a la gubernatura del Estado de México y la maestra Delfina Gómez, sin necesidad de echar mano de una moderación sesgada, mentiras o descalificaciones, volvió a ganar. En cuestión de unos segundos resumió la contienda electoral, recordándole a la candidata de la derecha cómo “pasaron las horas, los días y los meses y no logró avanzar un solo punto en las preferencias”, sin mencionar que pareciera que las dirigencias del PRI, PAN y PRD han dado ya por perdida la elección del Estado de México, pues en su último debate dejaron sola a Alejandra del Moral.
Por otro lado, este fin de semana, mientras la candidata del Obradorismo realizaba su más concurrido acto de campaña con miles de maestros y maestras del Estado de México, que fueron a refrendar su apoyo al proyecto de la Transformación, aparecían en distintos municipios volantes con una propuesta que resume la forma en la que la candidata Del Moral concibe la lucha contra la violencia de género. Con la leyenda “ármate del valor”, propone impulsar armas no letales entre las mujeres, como si la falta de valor fuera la raíz de la violencia patriarcal, y las armas la solución.
Al respecto, Delfina Gómez incluyó en su plan de gobierno una serie de acciones y políticas públicas que buscan precisamente reparar los daños históricos de la desigualdad entre hombres y mujeres, y hacer frente a la violencia. Las propuestas de las dos candidatas para abordar el que es uno de los problemas más graves que vive el Estado de México, son abismalmente distintas y reflejan en ambos casos su visión sobre el mismo. Estamos a menos de dos semanas del día de la elección y las preferencias de las y los mexiquenses son claras. Hay una voluntad generalizada de expulsar de una vez por todas al régimen priista en el estado para dar paso a un gobierno popular, que incluye las causas y las luchas de todas y todos, pero sobre todo de quienes han vivido al margen de los privilegios y la corrupción.
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