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Jorge Gómez Naredo
El Estado de México es una de las pocas entidades que siempre ha sido gobernada por el PRI. Por eso se le identifica como el estado más priísta del país, donde hay una especie de escuela en marrullería, trampas
electorales, fraudes y saqueo. Pero eso está por cambiar.
Según todas las encuestas, si hoy fueran las elecciones en el Estado de México, la candidata de Morena, Delfina Gómez, ganaría. Hay encuestas (las pocas) que le dan sólo 10 puntos de diferencia, pero la mayoría reconoce ya más de 15 puntos. En promedio, son 16 de ventaja. Sin duda, esta amplia diferencia se debe a muchos factores. En principio, es el perfil de Delfina Gómez. Viene de abajo y nunca se ha dejado vencer por las adversidades. Ha trabajado siempre de forma cercana a la gente, y eso la hace una candidata con muchas simpatías de la población.
Otro elemento que también influye en que la maestra Delfina vaya tan arriba en las preferencias electorales es el “efecto AMLO”. Sí, el presidente de México tiene una aprobación de más del 70% a nivel nacional, y por supuesto que la gente identifica a la maestra Delfina con él: votar por ella es en realidad votar por el proyecto político que encabeza AMLO.
Un elemento que también influye en que la maestra Delfina Gómez sea tan bien vista es que los mexiquenses están hartos del PRI, del saqueo que ha cometido en esa entidad, de la forma en cómo ha gobernado, de las desigualdades que ha creado y de la pobreza que ha impuesto en miles y miles de familia. Por eso, apoyar a Delfina Gómez, para los mexiquenses, es apostarle a una entidad donde haya más equidad, y donde unos cuantos no se enriquezcan a costa de millones. Así pues, el Estado de México, la entidad donde el PRI se hizo fuerte durante décadas, está a punto de ser gobernada por Morena. Este 4 de junio, los mexiquenses, hartos de las promesas siempre incumplidas de los candidatos del PRI, votarán no sólo por una maestra comprometida con los más humildes, sino por un proyecto de nación que pone al pueblo como eje de toda acción. Falta poco. Ya muy poco.