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Jorge Gómez Naredo
Hace unos días, dos reporteros de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad -MCCI- (la asociación ligada al empresario anti López Obrador, Claudio X. González) acudieron al domicilio de la familia de José Ramón López Beltrán (hijo mayor del presidente Andrés Manuel). Estuvieron afuera esperando, y cuando salió José Ramón, se abalanzaron sobre él para preguntarle temas que él no tiene por qué contestar.
Este acoso, los reporteros de MCCI lo presentaron como “reportaje”, sin importar que no tiene nada de periodístico, pues José Ramón no es funcionario público y no maneja recursos del erario. Lo que hicieron
fue exponer datos personales (como su dirección) y poner en riesgo a su familia (hay menores de edad). Pero el acoso hacia José Ramón no sólo ha sido ese. La diputada del PAN, María Elene Pérez-Jaén Zermeño, que representa a una de las derechas más radicales de México, tomó fotografías hace tiempo de José Ramón y de su hijo en un avión. Eso sin duda es acoso.
Pérez-Jaén fue comisionada ciudadana del Instituto de Acceso a la Información Pública del Distrito Federal de 2006 a 2009, y sabe perfectamente que el hijo del presidente no es funcionario público y puede hacer lo que quiera con su vida. La revista Proceso difundió las imágenes que tomó hace tiempo Pérez-Jaén, y aseguró que el hijo de López Obrador “huía” de México a raíz del “reportaje” de MCCI. Y eso es falso. Es más, el propio José Ramón desmintió a la revista al grabar un video desde el Ángel de la Independencia.
El caso es que el acoso hacia el hijo del presidente y su familia es imperdonable y poco ético, y en han contribuido a perpetrarlo actores de la derecha, personajes de la oposición y medios de comunicación. José Ramón no es funcionario público, no es figura política y por ningún motivo debe ser acosado ni él ni su familia. Quienes lo hacen no sólo violan su privacidad, sino que lo ponen en riesgo. No es justo. Pero en este momento la oposición está tan desesperada, que llega a estos lamentabilísimos excesos.
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