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Enrique Sánchez Márquez
“Allá nos vemos”. Y si te portas bien, luego vendrá la ayuda, debajo de la mesa: Daniel Cruz. Una seria amenaza derivada de mala estrategia en materia de comunicación, se ha tendido sobre la campaña de Alejandra del Moral al cerrar acuerdos comerciales con los medios de comunicación impresos, bajo la premisa de que ya nadie los lee y por tanto dejaron de ser útiles a sus propósitos de triunfo electoral.
A este menosprecio se suma otro factor: la deficiente cobertura que observa su equipo de comunicación, al dejar de lado la mínima atención a quienes cubren sus recorridos. Los encargados de cubrir sus actos de
proselitismo llegan por su cuenta, se colocan dónde pueden y permanecen bajo los intensos rayos del sol sin que nadie les brinde, siquiera una botella de agua.
No es su obligación, dirán, y parece intrascendente, pero a la salida y llegada de cada acto, los supuestos coordinadores desaparecen del lugar, dejando que cada uno llegue, salga y cruce entre los tumultos, sin considerar que las distancias entre uno y otro punto de la agenda programada, representan una enorme dificultad para llegar. Un medio de transporte para su traslado sería la letra “a” del más elemental manual de
logística, pero el desconocimiento y falta de experiencia de los responsables que encabeza el joven Cruz, quien nunca ha trabajado en un medio de circulación impreso, digital, televisivo o radial, lo dice todo.
El novel coordinador se concreta a operar bajo la sombra de Jorge Pérez, el mismo que fue destituido al ser descubierto en el armado de una campaña negra contra la candidata de Morena, desde las oficinas centrales de Comunicación del gobernador Alfredo del Mazo. Ante estas condiciones, el alumno, -no “segundón”- y maestro, han generado una notable incomodidad entre el gremio de reporteros, analistas y columnistas por su enorme carga de insensibilidad que poco ayuda a los planes de la candidata de llegar a la gubernatura del Estado de México.
En suma, todo ese panorama, en nombre de la austeridad, se lo dejan al milagroso “boletín”, pensando que con éste borran la fría, distante y cortante relación que tiene Daniel Cruz con los medios.
